En materia política el 2024 ha sido un año totalmente negativo y para el olvido. No hay absolutamente nada que rescatar lamentablemente. Estamos a merced de una clase política que no ve más allá de sus bolsillos. Una clase política que está empeñada en desgarrar las ubres del Estado con tal de lograr sacarle el mayor beneficio personal y todo ello de manera impune.
Pensábamos que con lo que vivimos con el gobierno de Martín Vizcarra ya habíamos tocado fondo, y que lo que venía después, ya era hacia arriba. Pero nos equivocamos de cabo a rabo.
Los actos antiéticos, inmorales y corruptos que se dan a conocer a diario, gracias a la prensa independiente, han destrozado nuestra capacidad de asombro e indignación. Ver como como las autoridades políticas en el poder se apropian de del dinero del Estado proporcionándose beneficios mediante leyes vergonzosas, como las que llenan de gollerías a los congresistas y los llevan a recibir en diciembre, por ejemplo, un paga de casi 50 mil soles, mientras que en los alrededores del palacio congresal, miles de humildes ambulantes luchan trabajando bajo el sol, para lograr subsistir intentando vender su mercadería, sin aprovecharse del poder, ni viviendo a costas del Estado.
Hemos visto rojos por la ira, como una presidenta exhibe joyas de oro en actos públicos, que según ella, fueron prestados por su “wayki”, intentando vernos las caras de estúpidos, como que si no se supiera que son refiles recibidos a cambios de favores políticos, traducidos en entregas de millonarias obras, que les reditúan decenas de millones de soles, que se los guardan a escondidas. Lamentablemente para eso han llegado al poder estos traidores a la patria, que utilizan la política y el sistema democrático para enriquecerse de manera ilícita, indigna y desleal.
Aquí hay dos grandes culpables, (de comprobarse el fraude electoral de los últimos comicios que algunos sectores denunciaron), y ellos son las autoridades que perpetraron el engaño electoral y los elegidos bajo ese proceso fraudulento. Ambos deberán ser investigados, denunciados y sentenciados duramente, pues engañar al pueblo y enriquecerse bajo ese manto es oprobioso e insulta la dignidad del pueblo. La historia no se termina nunca y el tiempo está demostrando que todos aquellos que le han robado al país y al pueblo, tarde o temprano pagarán sus culpas en una oscura celda, solos, tristes y abandonados.
Son tiempos tristes e indignantes, pero no hay que perder la esperanza que vientos nuevos y fuertes empujarán hacia adelante a los jóvenes limpios y puros, quienes serán los encargados de lograr el gran cambio que el país necesita. La hora de los jóvenes está llegando, es momento de que se preparen para asumir la responsabilidad de corregir la senda por la que estos malos peruanos quieren llevar al país. Es hora de incentivarlos a asumir la responsabilidad de su tiempo, para que se lancen a la obra con lo mejor de su formación profesional y exhiban con honor la decencia que aprendieron en casa. El Perú necesita a sus mejores hijos.
Es momento de prepararse para expulsar a esta carroña política que se ha enquistado en el aparato estatal, para vivir de él, para aprovecharse y alejarlo del fin supremo que es servir al pueblo y a los que menos tienen. Hacemos votos por tiempos mejores. Viva el Perú y que el 2025 sea un mejor año. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.