Uva fósil revela que extinción de los dinosaurios dio paso a la expansión de la vid

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Las especies de uvas fósiles tienen origen en Perú, Panamá y Colombia.

La uva da vida a nuestro destilado de bandera, el pisco.

    

Un equipo de científicos encontró en los Andes colombianos semillas de uva de hace 60 millones de años que contaría la historia sobre la expansión de la planta en América del Sur. El estudio revela que, después de la extinción de los dinosaurios, al final del período Cretácico, “las uvas realmente comenzaron a extenderse por todo el mundo”.

Hasta hoy disfrutábamos de una copa de vino en América del Sur o de una copa de pisco en el Perú sin saber que la uva que sirvió para esta bebida habría sido resultado de una evolución que empezó con la expansión de la planta de la vid,  luego de que un asteroide extinguiera a los dinosaurios, hace más de 66 millones de años.

De acuerdo con una investigación científica, publicada hoy en la revista Nature Plants, uno de los antepasados de las uvas Vitoid -que dio origen a las uvas comerciales- probablemente se originó en el Nuevo Mundo, en el cinturón tropical de América y el Caribe. 

Los investigadores descubrieron semillas fosilizadas que representan nueve especies distintas de uva, cuya antigüedad oscila entre los 20 y los 60 millones de años, cuyos orígenes están en Panamá, Colombia y Perú, según el estudio. Como se recuerda, antes no se encontraron uvas fósiles en América del Sur, por lo que la investigación científica resulta de gran relevancia para conocer la historia de cómo la uva llegó a nuestra región, luego de que las evidencias más antiguas fueran halladas en la India.   

“La semilla más antigua que encontramos está estrechamente relacionada con el gran grupo que dio origen a las uvas comerciales, a la subfamilia Vitoideae”, dijo Mónica Carvalho, profesor asistente de ciencias de la tierra y ambientales de la Universidad de Michigan, en un comunicado de prensa.

¿Cómo la extinción de los dinosaurios contribuyó con la expansión de las uvas?

El asteroide que acabó con prácticamente todos los dinosaurios en la tierra también destrozó “muchos de los bosques preexistentes que vivían en las latitudes tropicales del Nuevo Mundo”. Es decir, se formaron nuevamente bosques y plantas, que ya no se veían afectadas por los gigantes animales a su paso.

Esto provocó la diversificación de muchos grupos modernos de animales y plantas, incluyendo las trepadoras (como la vid) que podían extenderse en los nuevos bosques. Carvalho y el autor principal del estudio, Fabiany Herrera, paleobotánico del Museo Field de Historia Natural de Chicago, examinaron el registro fósil hallado y fue así que descubrieron que el linaje de las uvas encontradas se remonta al origen de las primeras selvas tropicales neotropicales.

“La diversificación de aves y mamíferos tras la extinción del final del Cretácico podría haber ayudado a la dispersión de sus semillas”, dijo Herrera.

“Había un vacío muy grande en el registro fósil de las uvas, tras la extinción de los dinosaurios. Hace unos 50 millones de años, vemos uvas fósiles en América del Norte y Europa”, dijo. “En aquella época, cuando el planeta era más cálido, las uvas tenían una distribución más amplia en las latitudes altas del norte, pero realmente no sabíamos mucho sobre la historia de este grupo en las latitudes tropicales. Ahí es donde entra nuestro trabajo”.

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