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Quién iba a pensar que el terror volvería a azotar al Perú. Después de haberlo padecido por más de 20, en los que nos tocó en carne propia padecer el azote criminal de la cobarde insania del terror. Pensábamos que el terrorismo había sido erradicado de nuestro país. Jamás pensamos que podría regresar transformado en terrorismo urbano y motivado por la delincuencia común y sus ansias de dinero y poder.
El atentado contra la sede central del Ministerio Público de La Libertad en Trujillo, sucedido el último fin de semana, nos ha hecho revivir las más terribles pesadillas que sufrimos a manos de los fanáticos asesinos en las décadas de los 80 y 90. Lo preocupante de todo esto es que el gobierno de turno está demostrando que no tiene capacidad profesional para enfrentar este flagelo.
Estos hechos representan graves ataques a la seguridad ciudadana, la estabilidad de las instituciones democráticas y el desarrollo económico de la región.
Estas acciones se han ido incrementando de manera crítica en las actividades criminales. Por ello, debemos exigirle a la Policía Nacional, al Ministerio Público y otras autoridades competentes llevar a cabo investigaciones exhaustivas y de inmediato para identificar a los responsables, desarticular las redes criminales involucradas y sancionarlos con el máximo rigor de la ley.
Se necesita fortalecer el trabajo de la inteligencia y contrainteligencia de nuestras instituciones tutelares de la seguridad ciudadana, para que se pueda ofrecer recompensas económicas y obtener información clave en el desmantelamiento de estas organizaciones criminales que fomentan el terrorismo urbano, asimismo, promover mecanismos e incentivos para aprobar la “Ley de arrepentimiento”, para los integrantes de mando medio de las organizaciones criminales, que permitan delatar a sus cómplices y con ello lograr eficazmente erradicar a las huestes del mal.
Se necesita reevaluar las estrategias para combatir eficazmente la inseguridad ciudadana en La Libertad. En este sentido, es indispensable fortalecer los departamentos de investigación criminal, las comisarías y demás unidades especializadas para enfrentar eficazmente la criminalidad organizada.
Un punto importantísimo que el gobierno está descuidando es la contrainteligencia dentro de las Policía Nacional. Deben admitir que ha sido infiltrada por elementos que trabajan para las mafias organizadas, filtrando información y manipulando evidencias para mantener a buen recaudo a sus secuaces. Otro punto a tomar en cuenta es la contrainteligencia dentro de la Fiscalía y el Poder Judicial que también ha sido infiltrado por elementos corruptos que trabajan para la delincuencia común y las bandas organizadas. Entonces mientras no se trabaje en contra inteligencia contra estas instituciones que enfrentan la delincuencia común y la corrupción nada o poco es lo que se puede hacer. La presidenta, Dina Boluarte, ahora de viaje en Suiza, y sus ministros que parecen estar perdidos en el “país de las maravillas”, simplemente no dan la talla para enfrentar los graves problemas que afectan al país, así de objetivo y simple. Entonces solo queda insistir en hacerles ver sus errores y falencia para que a ver si en un rictus de humildad, se atreven a admitir que necesitan ser reemplazados por personas con mayor capacidad y pasión por el bien de la patria. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.
