Pensión 65: Conoce a Irma Baneo, la emblemática artesana de la cultura Yine

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A sus 78 años, usuaria de Pensión 65 asegura que continúa aprendiendo

    

Mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro, Irma Baneo Vásquez aseguró que la cultura Yine la adoptó muy joven y por eso se considera “la eterna aprendiz” de las costumbres de este pueblo originario de la selva peruana.

Hasta los 10 años, vivió y se educó en Pucallpa. Cuando cumplió 15, sus padres decidieron mudarse a una localidad más tranquila, alejados de los conflictos de aquella época y con la idea de que su hija tenga una conexión más fuerte con la naturaleza. Es así como llegaron al distrito de Sepahua, en la provincia de Atalaya, departamento de Ucayali.

Para lograr su objetivo, tuvieron que navegar de Pucallpa a Atalaya, luego enrumbarse hacia Sepahua. Cuando llegaron, se instalaron en el barrio San José, donde conocieron a personas originarias de la cultura Yine, que desde tiempos prehispánicos permanecieron en la parte alta de la cuenca del río Ucayali y la parte baja del río Urubamba.

Transcurrieron los años y doña Irma aprendió hacer cerámicas, telares, platillos y trajes tradicionales. “Jugaba en la calle y me llamó la atención lo que hacían mis vecinas. Era muy curiosa y me acercaba a ellas. Me dijeron que las visite, que me contarían historias y enseñarían usar mis manos para crear cosas bonitas”, relata Baneo Vásquez.

Ahora, con 78 años, es una de las mujeres más longevas de Sepahua que mantiene viva la artesanía y costumbres de la cultura Yine, cuyas traducciones son “ser humano”, “verdaderos hombres” o “gente por excelencia”.

Me contaron las habilidades que tenían estas personas como navegantes y la forma cómo se desplazaban largas distancias para intercambiar plumas, pieles, animales, entre otras cosas. Quedé sorprendida. Por eso, me sentí adoptada por las raíces de esta comunidad y aprendí primero a pintar. Con mucha práctica, pasé a bordar y trabajar cerámicas. Ya estoy cerca a los 80 años y aún me siento una aprendiz, porque es una cultura que tiene mucho por mostrar”, confesó con una dantesca gratitud.

Perseverancia y lucha

El 24 de septiembre, doña Irma cumplirá 79 años y solo espera conservar su energía para seguir contribuyendo en la identidad cultural de su amado Ucayali. Su perseverancia es un símbolo para su familia y personas que la conocen hace décadas. En la actualidad, una de sus hijas, Mildia Pérez, la cuida en señal de agradecimiento.

“Lo que aprendí de ella es su fortaleza, su forma de trabajar, su dedicación, sus ganas de seguir adelante, su amor por aprender y no darse por vencida. Aprovechamos los encuentros de saberes productivos que hay en Sepahua para promocionar nuestro arte. Ella siempre dice que es la eterna aprendiz de las costumbres Yine, yo rescato ese legado de mi madre”, reflexiona.

Sabia de Sepahua

Irma Baneo es usuaria del programa social Pensión 65 y se ha convertido en una sabia de su localidad por la transmisión cultural que lleva a cabo. Ella es una fuente de conocimientos ancestrales y es consciente de que debe compartir las experiencias que reunió durante años. “Enseño a los más pequeños como mantener vivas sus raíces y lo hermoso que es seguir con las tradiciones”, agrega.

Su hija, Mildia, la apoya en esta tarea, porque sabe que los niños deben aprender la importancia de sus orígenes y el orgullo que deben sentir cuando alcancen sus logros representando a su pueblo.

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