Apestado-2

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Dicen que don Martín quiere trabajar como ingeniero pero que todas las puertas se le han cerrado en la cara acá en Lima luego de su inhabilitación política de diez años por eso de su vacunación. ‘Tengo vetada toda la administración pública’, dijo hace unos días, haciendo un puchero. Y parece que ni siquiera doña Matibel, su esposa, lo ve con buenos ojos, luego de que la envolviera (¿?) en la inoculación asolapada de Sinopharm. Hay quienes le recomiendan que busque, como premio consuelo, el hombro de su amigo Richard Swing. 

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