CARADURAS

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a36339fecbf56271c5a726f233ab00dbResulta clamoroso ver cómo los candidatos y voceros de Alianza para el Progreso salen ante los medios de comunicación a defender a su postulante presidencial, César Acuña Peralta, de las denuncias de plagio ya no solo de su tesis doctoral sino hasta de un libro completo del que asegura ser coautor, pero que el propio autor del texto en todo momento ratifica que es el único.

Los defensores del candidato de plata como cancha están tan desesperados que ya no les interesa si plagió o no, sino que sueltan todo el veneno para hacer ver a la opinión pública que sus adversarios políticos están detrás de las denuncias o para decir que otros también plagiaron. Es vergonzoso que el asesor brasileño Luis Favre difunda un spot de campaña para comparar a Acuña con el activista norteamericano de los derechos civiles y Premio Nobel de la Paz, Martin Luther King, a quien  póstumamente se le acusó de plagio.

¿Qué quiere decir, señor Favre? ¿Está bien que César Acuña plagie porque el pastor bautista  norteamericano también lo hizo?

No señor. Una persona que aspira ser Presidente de la República del Perú tiene que obrar con el ejemplo y no con prácticas por las que ya le abrieron investigación el Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral, el Ministerio Público y el Indecopi, y por las que le puede costar sanciones severas. Recuerde que el plagio es un delito penado con cuatro a ocho años de cárcel. Resulta pues grosero salir a decir si otros plagiaron, por qué Acuña no puede plagiar.

A Marisol Espinoza, la vicepresidenta de la República que militó en el Partido Nacionalista y se pasó a las filas de Acuña para postular por su reelección al Congreso, no le interesa que su ahora jefe se haya apropiado de un libro y sale a decir que el reconocido profesor universitario, autor de esa obra educativa, es aprista. Sus palabras fueron desmentidas en el acto por el educador, Otoniel Alvarado Oyarce, que negó militancia partidaria y un medio constató que efectivamente no aparece en los registros del Jurado Nacional de Elecciones.

Vladimir Paz de la Barra, ex magistrado, eludió las preguntas en el programa Cuarto Poder para poner como víctima a su jefe César Acuña y hasta puso en duda la imparcialidad del Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral, al mostrar una foto en la que su presidente, Walter Gutiérrez, participaba en una ponencia con abogados apristas.

En el programa Gutiérrez respondió “es una grosera mentira de Paz de la Barra”, señalando que no tiene militancia política.

La estrategia está clara. Quieren ganar tiempo para que su candidato llegue al día de las elecciones. Por eso solo saben decir que “esperemos el pronunciamiento de la Universidad Complutense de Madrid para determinar si plagió su tesis doctoral, o ya el Indecopi dirá si se apropió de la autoría del libro “Política Educativa. “Conceptos, Reflexiones y Propuestas”.

El escándalo ya sobrepasa los límites, porque lo que se viene a futuro es muy peligroso para el país si en caso Acuña llega a Palacio de Gobierno, pues ya no será solo el presidente quien llegaría envuelto en un delito que le puede costar la cárcel, sino futuros congresistas que solo piensan en sus intereses y apelan hasta a la mentira para conseguir su objetivo.

¿Se imaginan qué gobierno y qué padres de la patria nos esperan? Dios nos coja confesados. Hasta mañana amigos de La Primera.

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