Culpas mutuas y la ruptura de amistades tras campaña

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3-2España. La campaña electoral ha sido muy convulsa en el PSOE. Tanto, que ha enturbiado muchas relaciones personales entre Pedro Sánchez y algunos miembros de su Ejecutiva, y tanto, que ha terminado por agrietar viejas amistades en el entorno del secretario general del PSOE, incluido su equipo de colaboradores más cercano y directo.

 

La noche del lunes 13 de junio resultó demoledora para Pedro Sánchez. Su intervención en el «debate a cuatro» junto a los otros tres candidatos a la presidencia del Gobierno dejó muchos jirones entre los miembros de su equipo de campaña. Culpas mutuas, gestos duros, desconfianza, falta de asunción de errores… Fue una noche en la que Sánchez y parte de su equipo rumiaron de verdad la posibilidad del «sorpasso». Por eso, al día siguiente, voces de la dirección del PSOE lamentaron en conversaciones privadas la falta de arrojo y valentía de Sánchez y su incapacidad para asumir un protagonismo real y convincente entre Mariano Rajoy y Pablo Iglesias y su «bipolarizada campaña».

 

De hecho, Sánchez envió un mensaje interno sin muchos matices que no cogió por sorpresa, entre otros, a César Luena, Antonio Hernando u Óscar López. Todos eran conscientes de que la estrategia fallaba y que surgían puntos de vista muy discrepantes en su hasta entonces monolítico criterio. Las grietas en el equipo de Sánchez ya eran patentes para algunos dirigentes socialistas cuando escucharon a su secretario general reconocer que «cometí errores en la conformación de equipos», que «hay personas que de verdad rinden porque se creen que están en el equipo, y otras no», y que aunque no preparó bien el debate, no toda la culpa fue suya. Un misil en la línea de flotación de los organizadores de la campaña, algunos de ellos amigos y confidentes suyos.

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