¿DESPERTÓ EL LOBO?

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Marco AranaApenas 17 días después de la primera vuelta electoral y cuando los representantes más visibles del Frente Amplio no terminan de celebrar “el triunfo” de los comicios del 10 de abril, el piso comienza a moverse en la agrupación de izquierda.

Y ha sido el ex cura Marco Arana el epicentro de este sismo que ha remecido los  cimientos del frente izquierdista. Apenas fue confirmada su elección como congresista, el líder de Tierra y Libertad le quitó el título de caudillo a la ex candidata presidencial Verónika Mendoza, quien seguía en campaña como si hubiera ganado la votación.

Marco Arana ha precisado que Verónika Mendoza es la “vocera del Frente Amplio” porque en esta agrupación de izquierda no existen caudillos sino que se impulsan los liderazgos múltiples.

Minutos después, la hasta ese momento “lideresa máxima” salió a declarar a la prensa para negar que existan conflictos en su organización partidaria, y decir que coincide con Arana, conscientes de que el caudillismo le ha hecho mucho daño a la política en general y a la izquierda en particular.

Pero, ¿en qué consisten esos liderazgos múltiples que menciona Marco Arana? Es muy difícil que una organización política se conduzca bajo la batuta de distintos líderes, sobre todo en una izquierda peruana en la que – con el paso del tiempo –  los jefes de las agrupaciones que la conforman protagonizaron confrontaciones por querer cada uno tener el protagonismo o ser el caudillo.

Ya hemos recordado lo que pasó con la Izquierda Unida de los años 80, cuando se cohesionaron bajo el liderazgo de Alfonso Barrantes Lingán y ganaron las elecciones municipales en Lima y varias jurisdicciones del país. Pero después de la votación, y cuando tenían una gran opción para ser gobierno en el 85, las diferencias de los “líderes múltiples” llevaron a la desaparición de esa histórica IU, que con Barrantes a la cabeza convocó multitudes en calles y plazas.

La historia parece repetirse. Marco Arana demostró ser más astuto que Verónika Mendoza. Manejó bien la campaña en la primera vuelta. Se ocultó o se hizo “el muertito” para no petardear la candidatura de Verónika Mendoza, porque de lo contrario el Frente Amplio se habría mantenido en su 2% o 3% que tenía antes de la exclusión de César Acuña y Julio Guzmán.

Pero como ahora ya aseguró un escaño en el próximo Congreso de la República, el “lobo” despierta y quiere “comerse a la Caperucita”.

Porque como parlamentario, sin duda que el líder de Tierra y Libertad buscará ganar más protagonismo y jugará su propia campaña con miras a las elecciones del 2021.

Y la buena Verónika Mendoza, fuera del Parlamento, poco a poco irá perdiendo protagonismo y su futuro político para los comicios del bicentenario, resulta incierto.

Pero cuidado, no  solo Arana tratará de aprovechar uno de los  “liderazgos múltiples” que impulsa el Frente Amplio, ahí están también Marisa Glave y Pedro Francke, que en la campaña de primera vuelta solo por haber subido en las encuestas y sin haberse realizado la elección, actuaban como si ya fueran   gobierno.

Verónika Mendoza tendrá que manejar bien su futuro político de cara al 2021 a fin de conservar el protagonismo ganado en las elecciones del 10 de abril. Ese será su gran reto. Ayer –sin decirlo– ha reconocido que las cosas no andan bien, y ha dicho que “quizá el Frente Amplio tenga que refundarse”.

Y si es así, deberá demostrar temple y muñeca para mantener su liderazgo, porque con el petardo lanzado por Marco Arana, el Frente Amplio corre el peligro de convertirse en una olla de grillos. Ojalá nos equivoquemos. Hasta mañana, amigos de La Primera.

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