Día del Bombero Voluntario Peruano: madre e hijo unidos por la vocación de salvar vidas

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Ambos son miembros de la Compañía de Bomberos Garibaldi 7, en el Callao

Flor de María Moya Bustíos y Néstor Gómez Moya son madre e hijo miembros de la compañía de bomberos Garibaldi 7 del  Callao. Foto: ANDINA/Melina Mejía

Flor de María Moya Bustíos y Néstor Gómez Moya son madre e hijo miembros de la compañía de bomberos Garibaldi 7 del Callao. 

Todos los 5 de diciembre se celebra el Día del Bombero Voluntario Peruano, fecha que guarda relación con la fundación de la estación más antigua del Perú: la «Unión Chalaca Nº 1», ubicada en el puerto del Callao. En celebraciones tan emblemáticas como esta vale la pena conocer la historia de Flor de María Moya Bustíos, quien es madre, profesional y comandante de una compañía de bomberos en el primer puerto.

María ha transmitido ese amor y dedicación por su profesión a su hijo Néstor Gómez Moya, quien pisó la compañía de bomberos cuando tenía dos años. Respiró el ambiente desde pequeño y ahora, con 21 años, viste el uniforme rojo, igual que su madre.

Comparte su altruismo pues el padre de su hijo también es bombero y Néstor lo es prácticamente desde que ella lo tenía en su barriga. «Seguí saliendo hasta los cinco meses de embarazo», refiere.

La agencia Andina la visitó en la centenaria Compañía de Bomberos Garibaldi 7, en el Callao, donde nos recibió con una amplia sonrisa. Al llegar, nos pidió unos minutos para maquillarse antes de iniciar la entrevista. Esta vez no tenía que enfrentar el fuego, sino las cámaras y los flashes.

Cuenta que retornar a casa en medio de la noche no es tarea fácil; al contrario, es un enorme sacrificio, aunque también algo habitual en su vida, que está dividida entre sus funciones familiares, laborales y voluntarias. 

Su día inicia a las 06:30 horas cuando deja preparado el desayuno y el almuerzo en casa. Luego sale a laborar al consultorio médico, pero siempre está pendiente de su hijo Néstor -quien está comenzando su etapa universitaria- para saber cómo está. 

A las 18:00 horas llega a la ‘bomba’, como le llama a la estación y arranca su función voluntaria hasta las 23:30 horas, después de lo cual vuelve a su vivienda y regresa a ser mamá y ama de casa.

«Los fines de semana que quisiera pasarla en el hogar, vengo aquí. Esto de verdad me llama. Es mi pasión», afirma Flor Moya, quien mañana domingo celebrará su día.

Discriminación de género

Pero el ingreso al cuerpo de bomberos no fue fácil sino que tuvo momentos complicados. Uno de ellos fue en la adolescencia, cuando le despertó el interés. Hace más tres décadas, la extinción de incendios estaba considerada como un faena para hombres. «No aceptamos mujeres», fue la respuesta que recibió cuando cursaba la secundaria en el colegio Mater Amabilis del Callao. 

En lugar de derrumbarla, confiesa, esa respuesta negativa la impulsó más y le dio mucha fuerza porque sabía que en algún momento iban a tener que aceptar a las mujeres. «Al final mire donde estamos las mujeres», destaca la segunda jefa de la Compañía de Bomberos Garibaldi 7. 

«Siempre decía dentro de mí, yo voy a tener que estar ahí, a mí me gusta esto, me llama esto y la verdad que ya son 26 años en el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú«, subrayó al recordar con orgullo el génesis de esta gran aventura. 

Luchadora incansable

Logró cumplir su sueño de toda la vida pero la lucha incansable contra las múltiples barreras por motivos de género continuó al pasar por las secciones de ambulancia y administración, áreas de recién graduados, en las que correspondía solamente tomar datos, cuidar la máquina o quedarse con el chofer durante las emergencias. 

Entre tantas anécdotas, recuerda aquel día en el que se encontraba prácticamente sola con el chofer en la compañía, y sonó la selectiva que les indicó una emergencia. Esa jornada cambió todo. 

«El comandante Raúl Alvarado, que en paz descanse, se fue con su vehículo hasta el incendio y, al ver que la situación estaba como si hubiera ido cualquier varón, me dijo: Flor mis respetos», rememoró al confesar que desde ahí se hizo valorar. 

Merecidos reconocimientos

A base de entrega, valentía, amor y capacitación en el servicio de primera respuesta a emergencias, Moya Bustios ha pasado por todas las jefaturas dentro de la organización.

«He sido jefa de máquina, jefa de la unidad de rescate, jefa de administración dos veces, jefa de servicios generales en cuatro ocasiones, jefa de operaciones que, modestia aparte, hasta ahora he sido la única mujer en esta histórica compañía, jefa de sanidad, jefa de la comisión calificadora, casi todo en realidad», revive con humildad.

Al escuchar todos sus ‘galones’, le preguntamos si sentía miedo antes de asistir a un incendio y responde tajantemente que el temor se siente desde el primer día hasta ahora. «Desde que estás en la máquina y observas la columna de humo, dices guau, esto es un código 2 o 3, una emergencia en progreso, es decir, en grandes proporciones. Desde ahí todo el miedo se te va. La adrenalina hace que todo eso se te vaya».

Nervios maternos

Flor de María es una madre muy feliz pues hace un año su hijo Néstor siguió sus pasos y se graduó de bombero. Ese testimonio abrió su corazón y le permitió confesar que hasta los cinco meses de embarazo, salió a emergencias en la unidad de rescate. Igualmente, salió en ambulancia hasta los siete meses de gestación. 

Como madre, confiesa tener nervios cuando su hijo sale a atender una emergencia. «No he salido con él pero sí siento miedo de que le vaya pasar algo, que se vaya a caer o que se vaya a intoxicar de humo. Cuando me pasa eso, me enfoco en todas las cosas que hay que hacer en la estación. «Es mi manera de trabajar mi temor».

Rememora que Néstor ha estado desde los dos años en la Compañía Garibaldi 7 y ha compartido con todos los chicos. Ha visto trabajar a sus padres, siempre de rojo, y él también quería salir con ellos. «Ya cuando tenía 8 años, entró a la escuelita de mini bomberos. Él mismo me dijo que cuando acabe la secundaria, iba a postular a los bomberos. Y así lo hizo. Solito».

Y Néstor, un joven de pocas palabras, agrega en ese momento: mi mamá me trajo, ella estuvo acá siempre. Es un orgullo que mi madre sea bombera, que haya dedicado a esto mucho tiempo de su vida. Yo nunca me he preocupado si paso o no mucho tiempo con ella porque sé que esta bien y sé que hace lo que le gusta, refiere. 

Motivación

Para Flor de María, su principal motivación es la satisfacción que tiene cuando hace un rescate o cuando va a una emergencia médica y la persona le da las gracias con sus ojos vidriosos. «Es emocionando cuando te dan un abrazo y te dicen gracias».

Ser bombera le ha revivido mucho más la importancia del ser humano. «Tengo más orgullo de mí misma, felicidad de que mi hijo se sienta orgullosa de mí, de lo que soy, de lo que he logrado. Pero sobre todo, la satisfacción de ayudar me hace sentir un buen ser humano porque, como dice nuestro lema, Dios, patria, humanidad».

Relata que siempre se encomienda a Dios cuando sale a una emergencia y está dispuesta a sacrificarse por la patria, pero lo que más trabaja es la humanidad y la sociedad. Néstor, al escuchar a su madre, la abraza y le dice lo orgulloso que está de ella. Es su mejor regalo por el Día de la Mujer.

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