El amor es el sentimiento más importante de nuestra existencia pero, como decía Severo Ochoa, en términos biológicos no es más que “física y química”. El acto sexual libera en nuestro cuerpo una cascada de hormonas que nos provocan placer, felicidad y apego, pero también interactúan con diversas funciones corporales.
Multitud de estudios científicos han mostrado las bondades para nuestra salud de hacer el amor, una actividad que nos protege de patologías tan dispares como las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis o la demencia. Los principales beneficios para la salud que brinda el practicar sexo, son estos:
- Protege las neuronas
A partir de cierta edad, nuestras neuronas mueren y no son reemplazadas lo que, en última instancia, acaba provocando la conocida demencia senil. De hecho, a partir de los 35 años perdemos unas 7.000 neuronas al día. La buena noticia es que el sexo podría frenar esta pérdida progresiva de células del sistema nervioso.
La práctica sexual libera hormonas como la testosterona que ayudan a mejorar la concentración y el tiempo de reacción ante los estímulos.
Un estudio elaborado por científicos de la Universidad de Princeton y publicado en la revista PLOS ONE mostró que el sexo estimula el crecimiento de neuronas en el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje. El sexo parece además proteger a las neuronas del declive propio del envejecimiento.
“Hay evidencias de que la gente mayor que es sexualmente activa tiene menos probabilidades de desarrollar demencia, algo que puede ocurrir por múltiples motivos”, explica el doctor Arun Ghosh, médico especialista en salud sexual del Spire Liverpoll Hospital. En primer lugar, parece que el sexo incrementa el flujo sanguíneo en el cerebro, lo que mejora los niveles de oxígeno (algo fundamental para el correcto funcionamiento de las neuronas). Pero, además, la práctica sexual libera hormonas como la testosterona que ayudan a mejorar la concentración y el tiempo de reacción ante los estímulos.
- Es un analgésico natural
El orgasmo puede inhibir la emisión de los neurotransmisores responsables del dolor desde la médula espinal, por lo que no llegan al cerebro para activar la señal del dolor, además de liberar endorfinas. El clímax sexual funciona por tanto como un analgésico natural. De hecho, puede llevar a elevar tanto el umbral del dolor como tres veces la dosis estándar de morfina.
- Aleja la depresión y el estrés
Las endorfinas son similares a los opiáceos en su efecto analgésico, pero también en la producción de sensación de bienestar, por lo que pueden ayudar a tratar la depresión y el estrés.
“Una de ellas, la serotonina”, explica el doctor Ghosh, “es también llamada la hormona de la felicidad, pues crea una sensación de dicha. La gente dice que normalmente practicar sexo es lo último que les apetece hacer cuando están deprimidos, pero deberían intentarlo si pueden”.
Y, según el doctor, no debes preocuparte si después te pones triste. Es muy habitual llorar después de hacer el amor debido a la combinación de las endorfinas y las emociones a flor de piel, pero el efecto posterior es positivo.
- Nos hace felices
“Hay una conocida región del cerebro que está involucrada en la sensación de felicidad”, explica el doctor Paul Thompson, profesor de neurología de la Universidad de California. “Se llama el sistema límbico, que está en las profundidades del cerebro, y es más activo cuando recibimos alguna recompensa. El mismo sistema se activa con el sexo, las drogas o el juego, básicamente con cualquier cosa que nos haga disfrutar”.
El acto sexual aumenta la producción de dopamina, la hormona relacionada con el placer, sin la contrapartida de otras actividades que provocan su producción, como es el caso de muchas drogas recreativas.
- Ayuda a dormir mejor (a los hombres)
El cuerpo quiere relajarse después de hacer el amor, por ello el sexo es un buen recurso si se tienen problemas de sueño. Según el doctor Ghosh, un buen orgasmo produce en los hombres efectos equivalentes a tomar entre tres o dos miligramos de diazepam (Valium), y es por ello que la mayoría se quedan ‘fritos’ justo después de hacer el amor.
Las mujeres, sin embargo, permanecen más tiempo estimuladas tras hacer el amor, por lo que les cuesta más relajarse tras la práctica sexual. A ellas, en cierta medida, el sexo les despierta, aunque el efecto “despertador” no dura demasiado tiempo.
- Aumenta la fertilidad
Obviamente, cuanto más hagamos el amor más posibilidades tenemos de concebir, pero incluso usando anticonceptivos y en cualquier periodo del ciclo mensual, la práctica sexual desencadena cambios en el sistema inmunitario de las mujeres que aumentan las posibilidades de tener un hijo llegado el momento deseado.
“Habitualmente, se recomienda a las parejas que estén intentando tener un bebé que mantengan relaciones sexuales de forma regular para aumentar las probabilidades de quedar embarazada (incluso durante los periodos ‘no fértiles’), aunque no está claro cómo funciona esto”, explicó Tierney Lorenz, investigadora de The Kinsey Institute y autora del estudio que constató este hecho. “Esta investigación es la primera en mostrar que la actividad sexual podría provocar que el cuerpo promueva unos tipos de inmunidad que ayuden a la concepción”, señala.
- Protege de problemas cardíacos
Un reciente estudio de la Queens University de Belfast aseguraba que hacer el amor tres veces por semana puede reducir a la mitad el riesgo de sufrir un infarto o un ictus. Un estudio similar de científicos israelíes mostró que las mujeres que tienen dos orgasmos a la semana tienen un 30% menos de probabilidades tener problemas cardiovasculares respecto a aquellas que no practican sexo o no logran alcanzar el orgasmo.
La causa no está clara, pero dado que el sexo evita sufrir estrés y depresión podría estar librándonos de dos importantes factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular.
- Refuerza nuestros huesos
Científicos estadounidenses han descubierto que las mujeres menopáusicas que hacen el amor todas las semanas, tienen el doble de estrógenos que aquellas que no lo practican. La producción de esta hormona, que tiene un efecto protector en los huesos, disminuye con el cese permanente de la menstruación, pero la práctica regular de sexo aumenta su producción, lo que puede contrarrestar el efecto de la menopausia.
- Protege del cáncer de próstata (a partir de los 50)
Mantener una frecuencia sexual demasiado elevada puede elevar el riesgo de sufrir cáncer de próstata con 20 o 30 años, pero un estudio de la Universidad de Nottingham mostró que los hombres que tienen una vida sexual activa pasados los 50 tienen menos posibilidades de sufrir la enfermedad. Otras investigaciones han comprobado que la incidencia de esta enfermedad es mayor entre las poblaciones célibes, como es el caso de los monjes.
- Evita los problemas de incontinencia
La incontinencia urinaria afecta a 4 de cada 10 mujeres de mediana edad y alcanza a la mitad de más de 65 años, según datos del Observatorio Nacional de la Incontinencia, de España. En total, se estima que en ese país hay más de seis millones de personas que sufren esta patología.
La causa principal de esta dolencia es la falta de tono muscular del suelo pélvico y las mujeres son más propensas a ello que los hombres (un 24% frente a un 7%), debido a sus características anatómicas. Aunque existen ejercicios específicos, hacer el amor obliga a las mujeres a fortalecer los músculos encargados de detener el flujo de orina.