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Es vergonzoso observar cómo la precariedad de nuestro sistema eleccionario y el equivocado concepto democrático de los electores, ha contribuido a que agentes políticos actúen manipuladoramente para intervenir de manera siniestra y manchar un proceso electoral que debió desarrollarse sin influencia de terceros, pues la contienda electoral era una lid entre dos exclusivamente. El único personaje con pensamiento político coherente entre los comunistas más acérrimos es don Isaac Humala, quien dijo, antes de la Segunda Vuelta, que la izquierda-comunista, o lo que queda de ella, iba a votar por PPK porque “era más fácil de derrocarlo”. Con ello adelantó las intenciones futuras de la izquierda comunista-caviar de sabotear la democracia derrocando en un futuro cercano al virtual nuevo presidente del Perú. La alerta está de manifiesto y cantada más claro de lo que canta un gallo.
Ha concluido un proceso electoral donde se han exhibido las bajas pasiones políticas en su máxima expresión, manifestadas en la ambición y mezquindad por obtener el poder y negárselo a la mayoría legítima que siguió a una lideresa natural. La fiesta democrática se ha visto manchada por el intervencionismo maligno de la izquierda comunista que sólo aporta destrucción y atraso a los sistemas democráticos imberbes como el nuestro. Las mentes más escuálidas de los votantes sucumbieron a las abyectas ambiciones del odio desmedido, dejándose llevar por mensajes de quienes no tenían invitación a esta danza electoral de a dos. Los caviares endosaron sus votos a la derecha capitalista, traicionando sus propios principios y enunciados con tal de impedir la real voluntad de la mayoría. Un gesto vergonzoso que los ha hecho pasar, con nombre y apellido, a la historia contemporánea como traidores a la legítima democracia y a sus principios teóricos más puros. Pues al fin y al cabo la izquierda comunista-neo caviar no ha hecho más que reafirmar su actitud política desbaratadora del statu quo. Y no quedan fuera de esta vergüenza democrática los grupos y movimientos que solapadamente apoyaron el cargamontón contra la candidatura de Keiko Fujimori y Fuerza Popular.
La ignorancia y falta de conocimiento de los electores sobre las verdaderas intenciones políticas de los grupos relegados por la real democracia, llámese izquierda comunista, los ha convertido nuevamente en los tontos útiles o en el “electarado” de turno para atentar luego contra la democracia.
“El pueblo tiene el gobernante que se merece”. Esta frase pertenece al político y filosofo francés Joseph-Marie, conde de Maistre, con la que se pone de manifiesto la total vigencia de su pensamiento antirrevolucionario y la profundidad de la expresión social en la elección de sus autoridades.
Hay que reconocer el triunfo del complot antidemocrático. Y lo que también hay que reconocer es la gran demostración de preferencia electoral, tan definida y fuerte expresada en las urnas a favor de Keiko Fujimori. No hay lugar para malos sentimientos, sino sólo para expresar que Fuerza Popular se reafirma como la primera y auténtica fuerza política del Perú. Y ha quedado demostrado que en este momento no hay partido ni movimiento político que pueda superarla, enfrentándola de igual a igual. Han tenido que aliarse tirios y troyanos para manipular arteramente el juego electoral. Han tenido que recurrir al juego sucio y a alianzas bajo la mesa, para armar un cargamontón entre todos los perdedores de la Primera Vuelta Electoral, para impedir a toda costa la real voluntad popular. Y lo que han logrado, me reafirmo en mi opinión, no es más que un fraude moral contra la Nación. Este fraude moral va a quedar en la conciencia de aquellos que sucumbieron ante el odio insano, ante la calumnia y ante las ambiciones ocultas de quienes temen que la mayoría legítima ejerza su derecho objetivo y real de elegir a su presidente. Hasta la próxima mis amigos de La Primera.
