La morgue de Gaza se vuelve a llenar tras el fin de la tregua

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AFP

    

Un hombre trata de contener las lágrimas mientras carga un pequeño cuerpo envuelto en un sudario blanco. A sus pies, varias mujeres lloran por sus hijos fallecidos y, un poco más allá, unos hombres rezan por los muertos.

La morgue del hospital Nasser de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, vuelve a estar llena tras una semana de tregua entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás. 

Desde la expiración del cese el fuego el viernes, los bombardeos israelíes machacan de nuevo el estrecho territorio y se concentran sobre esta ciudad. 

“Mi hijo Momammed trataba de sacar a las mujeres y los niños de la tienda” del campo de fortuna establecido en una escuela, cuenta Jumana Said a AFP.

“Pero la esquirla de una bomba lo alcanzó en la cabeza, explotó (…) Vi su cerebro”, recuerda, antes de romper a llorar.

La familia de esta mujer, que lleva un velo rosa y azul, tuvo que abandonar su hogar en la Ciudad de Gaza, en el norte de la Franja.

El ejército israelí lanzó sus operaciones terrestres en esa zona del enclave el 27 de octubre, 20 días después del sangriento ataque de Hamás contra su territorio.

Y pidió a todos los gazatíes del norte –1,1 millones de personas — que abandonaran sus casas ante los intensos combates que arrecian en la zona hasta hoy en día, según grupos armados palestinos y el ejército israelí. 

– “¿Por qué?” –

“Lanzaron octavillas para decirnos ‘estarán en seguridad en el sur’, nos fuimos y mire: mi hijo está muerto, mi hijo Mohammed que era un buen chico y me escuchaba cuando quería desahogarme”, repite, como si se tratara de una terrible letanía fúnebre.

A su lado, su hija Joana, no logra contener los gritos. Quiere entender. 

“¿Por qué mi hermano, que no tiene nada que ver con los grupos armados, fue asesinado? ¿Qué son estas bombas que matan así? ¿Qué hicimos? ¿Quieren a Hamás? ¿Qué tiene que ver con nosotros?”, lanza.

Israel prometió “aniquilar” a Hamás después de que milicianos islamistas mataran el 7 de octubre a 1.200 personas en el sur de Israel, la mayoría civiles, según las autoridades.

Desde entonces, el Estado hebreo bombardea el enclave y según Hamás, que lo gobierna en solitario desde 2007, más de 15.000 personas, la mayoría mujeres y niños, han muerto hasta ahora. 

En el hospital Nasser, médicos, paramédicos y familiares sacan regularmente cadáveres envueltos en sudarios o colocados en bolsas mortuarias. 

Las familias se precipitan entonces para ver una última vez a sus seres amados. Algunos acarician el cabello del difunto, quieren tocar su mano o besar su rostro, a veces todavía manchado de sangre.

Para los gazatíes, estos muertos son “mártires”, por lo que sus cuerpos no reciben la tradicional limpieza funeraria musulmana.

– Oración para los muertos  –

Los cuerpos son transportados en camillas o incluso en largas bandejas metálicas, que pertenecen a las cámaras frigoríficas de la morgue, donde el suministro eléctrico es intermitente o inexistente.

Los funerales tienen lugar sin demora y no siempre hay tiempo o posibilidad de contactar a todos los familiares. 

Pero en el patio del hospital, todos se toman el tiempo para rezar por los fallecidos, colocados uno al lado de otro.

Un hombre rechaza que le ayuden. En sus brazos carga a su hijo, enropado con una tela blanca. Lo coloca frente a los hombres que rezan.

Otras familias se precipitan para recoger el cuerpo de su difunto y cargarlo como se pueda en unos vehículos que se dirigirán a los saturados cementerios.

A sus espaldas van saliendo nuevas camillas. Una madre en llanto le habla a su hijo, envuelto en una bolsa mortuaria negra. Y otro rezo empieza.

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