Todo indica que en el nuevo decreto migratorio que presentará esta semana el presidente Donald Trump, no impedirá el ingreso de ciudadanos de países islámicos a territorio de los Estados Unidos.
Esto lo dejó entrever John Kelly, secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., quien aseguró que la nueva orden ejecutiva de Donald Trump será “más ajustada” que la primera y evitará que gente se quede varada en los aeropuertos.
Kelly ofreció estos detalles en la Conferencia de Seguridad de Múnich y explicó que “las personas que viajen a Estados Unidos podrán hacerlo, a diferencia del veto anterior que imposibilitaba a inmigrantes de países islámicos pisar suelo estadounidense”.
Durante la conferencia, John Kelly indicó que el objetivo de la orden es estudiar si los siete países afectados: Irak, Irán, Libia, Siria, Somalia, Sudán y Yemen, son “fiables”.
El secretario de Seguridad Nacional norteamericano, también dijo que esta medida es temporal y que su único objetivo es analizar los problemas de seguridad en estos países. El temor, básicamente, es la infiltración de terroristas en territorio estadounidense, comentó.
Al respecto, el presidente Donald Trump dijo, la semana pasada, que “esto no es una sanción a los musulmanes, como la prensa está reportando falsamente. Esto no se trata de religión, esto se trata del terrorismo y mantener seguro a nuestro país. Hay más de 40 países de mayoría musulmana en el mundo que no se han visto afectados por esta orden”.
MEDIO ORIENTE
En otra parte de su mitin, Donald Trump prometió crear zonas de seguridad en Siria y en otros países de Oriente Medio para las personas que huyen de los conflictos y aseguró que las pagarán los países del Golfo Pérsico.
El mandatario argumentó que estas zonas de seguridad evitarían tener que recibir en Estados Unidos “decenas de miles de personas” de las que “no sabemos nada”.
Donald Trump dijo que las zonas de seguridad permitirían a las personas que viven en zonas de conflictos “estar allí y vivir de manera segura en sus ciudades”, hasta que se solucione “el enorme lío” que, en su opinión, dejó su predecesor, Barack Obama, en la zona.