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El Taripakuy expresa la reciprocidad con la naturaleza
Los carnavales en la provincia puneña de Melgar, inició con el tradicional Taripakuy a la Virgen de Altagracia, el ritual ancestral que revive el sincretismo de la religión andina y la católica, en señal de agradecimiento y reciprocidad con los elementos simbólicos de la naturaleza.
Los devotos de la virgen y autoridades, acudieron al templo San Francisco de Asís de Melgar-Ayaviri, llevando como ofrenda pétalos de flores, serpentina e incienso, que fueron colocadas en la anda de la venerada imagen.
Los feligreses portaron un sahumerio con el que realizaron sus plegarias ate la santa imagen, pidiéndoles a que haya bienestar y salud en cada uno de los hogares; lo más importante para ellos, es que haya producción agrícola y que no les falte comida.
Posteriormente, los devotos y las autoridades se retiraron del templo y se dirigieron a la casa del alferado para un momento de compartir, a diferencia de años anteriores no hubo música ni baile pomposo, dicen estar de luto por los fallecidos en las últimas protestas sociales.
Estos actos hacen que los carnavales en la provincia de Melgar, tenga una singular particularidad, el Taripakuy expresa la reciprocidad con la naturaleza, una tradición sacrosanta que se hereda generación en generación.
En el mundo andino, estas celebraciones inician el 20 de enero, considerado como el periodo de la primera maduración de los productos agrícolas y se prolonga hasta el miércoles de ceniza.
