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El sábado 8 de agosto del 2015, dos choferes del entonces presidente Ollanta Humala, Juan José Peñafiel Reyes y Oswaldo Sabino Otiniano Villaca- a quienes la familia solo identificó inicialmente como el ‘gringo’ y el ‘chato’- habían hecho de heraldos negros al poner en medio de la comunidad nativa de Túpac Amaru, en Tahuanía (Ucayali), el cadáver de Emerson Fasabi.
Un día después, el domingo 9, la comunidad nativa amaneció con una temperatura cercana a los 30 grados y el olor a carne corrompida emanaba fuertemente del ataúd de color blanco en el que había sido velado toda la noche el cuerpo sin vida de Emerson Fasabi, al amparo de una enramada de granadilla.
Peñafiel y Otiniano habían partido de Lima con destino a Pucallpa el jueves 6 de agosto en el vuelo N. º LA-2354 de la aerolínea LATAM y el cadáver fue embarcado en la misma ruta en la bodega de un avión de Star Perú.
Una vez que recogieron el cuerpo de Emerson en Pucallpa, inmediatamente lo trasladaron a Tahuanía siguiendo el curso del río Ucayali, en dos canoas con motor de cola que los lugareños conocen como peque peque: en una fueron ellos y en la otra embarcaron el féretro con el cuerpo de Fasabi.
La travesía había durado 13 horas por el caudal bajo que mostraba el río en agosto, el mes más seco en esa región. Por eso, el cuerpo de Fasabi ya empezaba a oler, aun con la precaución que tuvo Peñafiel antes de partir de Lima de pagar 1,400 soles a una funeraria de La Victoria para que lo ‘formoleara’, es decir que lo cargara de formol para retrasar la descomposición durante el viaje.
Pero Peñafiel y Otiniano no llegaron, pues entre el gentío que observaba los restos de Emerson aquel día se confundían dos policías que tenían el encargo de resguardar la caravana macabra y constatar que el cadáver se quedara en esa comunidad nativa, a 600 kilómetros de los Humala-Heredia.
Ellos eran el técnico de primera PNP Martín Morales León y el mayor PNP José Luis Ortíz Rivera, este último jefe del Equipo N. º 3 de la División de Investigación de Homicidios, quien para dicho efecto afirma haber recibido una llamada del entonces director de la Policía Nacional, general Jorge Flores Goycochea.
