Una mirada al pasado: la evolución de las emblemáticos salas de cine en Lima

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Arquitecto y cinéfilo, Víctor Mejía Ticona, repasa años de apogeo de estos grandes recintos

ANDINA/Eddy Ramos

    

Gabriel Valdivia

Hablar de la época dorada de los cines de Lima es remitirnos a mediados del siglo pasado cuando en la ciudad ya se habían consolidado estos espacios de interacción social que reunía a gente de toda condición. Eran lugares de entretenimiento por excelencia y contaban con las condiciones arquitectónicas adecuadas para garantizar el espectáculo.

En la historia quedaban los espacios adaptados inicialmente, como aquel del Salón Jardín Estrasburgo, que se ubicaba en el frente oeste de la Plaza de Armas de Lima y donde el 2 de enero de 1897 se realizó la primera función pública en el Perú; y también los recintos de teatro, que se adaptaron para este fin con mejores resultados, debido a la distribución de sus butacas y su mayor capacidad.

Esta añoranza que se mantiene viva entre los que recuerdan esos años de jueves de estreno, el olor de las salas, el bullicio de las galerías, motivó este repaso de lo que pasó con nuestros cines, pero también sugiere una mirada hacia los inicios y su desarrollo posterior.

Víctor Mejía, quien es profesor de la facultad de Arquitectura de la Universidad Católica y autor del libro “Ilusiones a oscuras, cines en Lima: grandes salas de cine 1897-2007”, se reconoce como un cinéfilo por excelencia y es esa pasión y lo que prometían estos recintos en términos de estructura, lo que lo llevó a desarrollar su tesis de graduación como arquitecto, en torno a una sala específica, la del Cine Barranco.

Allí comenzó todo. Recuerda que corría el año 2,000.”Empecé a recopilar información, eso me generó un archivo de algunos cines del distrito y también un interés particular por esta tipología, más allá de que el tema reunía dos ámbitos disciplinarios que me interesan mucho: por un lado la arquitectura y por otro, el cine”.

“Surgió a partir de mi trabajo de tesis para graduarme como arquitecto, pero luego como un proyecto independiente que finalmente terminó en la publicación del libro, luego de cinco años de investigación, entre 2002 y2007”.

Panorama sombrío

Mejía reconoce hoy que el principal cambio preocupante es que si hace 15 años atrás habían pocas salas de cine de formato de sala única, todavía en pie, ahora son menos. 

“No ha habido ningún cambio en particular sobre el resguardo patrimonial, o cierto cuidado en mantener algunas salas en pie. Cada vez hay menos y haciendo un cálculo, en 10 años o menos, van a quedar pocas o muy escasas salas.

“Hay muchas en el centro de Lima que si no están clausuradas, sus locales están en litigio. Son prácticamente deshechos de lo que en algún momento fueron, como el Cine Tacna, sin embargo hay dos cines que se recuperaron, como el Conde de Lemos, en Barrios Altos, y el cine Roma que funciona como teatro y se ubica en Santa Beatriz”.

Señala que el abandono, el descuido, tiene que ver también con la condición de la misma tipología de sala de cine, un espacio que por sus dimensiones se presta para actividades de culto, por ejemplo, o también para la construcción de edificios.

Desde que dejaron de funcionar, muchos de ellos se convirtieron en depósitos; otros como el cine Odeón, en La Victoria, cedieron el espacio aun grifo y muchos se quedaron como iglesias. Señala que se podrían adaptar a teatros o a salas de proyección, pero esta adaptación es difícil para otros usos debido a que, por sus dimensiones y por estar situados en zonas urbanas completamente desarrolladas, son vistos como un potencial terreno para construir edificios.

El arquitecto refiere que sería ideal que entre los nuevos usos que se le den a estos espacios se pudiera conservar esa condición gregaria que tenían, de sociabilización, que era básicamente uno de los atractivos del cine.

“En las salas de cine se reunían diferentes estratos sociales, se juntaban pero no se mezclaban, ya que estaban muy definidas la parte de la platea, con entradas más costosas; la galería, que era un intermedio y la llamada cazuela cuya entrada tenía un costo más popular. Ahora, las salas de estreno estaban orientadas a un público con una posición más alta, mientras que en los cines de barrio los precios eran menores, pero había una menor despliegue y las películas llegaban tiempo después”.

“Un dato sorprendente es la cantidad de cines que habían en los barrios”.

Afirma que esta ubicuidad de las salas de cine que estaban prácticamente en todos los distritos, se mantuvo hasta la década de los 70 y conforme la ciudad iba creciendo, las salas de cine aumentaban. Distritos como Barranco, La Victoria, el Rímac, tenían una cantidad importante de salas de cine.

Por los años 50, cuando los procesos migratorios fueron expandiéndose en la capital, lo que en ese momento eran llamados los conos de Lima y hoy son Lima Norte, Lima Sur, los cines también acompañaron ese proceso de crecimiento urbano.

“Si ibas al sur encontrabas salas como el cine Villa María, el cine Susy y si ibas hacia el norte, estaba el cine Independencia, Perú y otros. Esto se mantuvo hasta la década de los 70, ya después, en los 80, vino una crisis del negocio cinematográfico agudizada por la condición crítica de nuestra economía, la inflación, el terrorismo, lo que terminó de agotar el formato de sala única.

Los multicines

Víctor Mejía recuerda que en 1979 aparecieron las salas gemelas como el Adán y Eva, Arenales Jade y Arenales Ámbar. También el Romeo y Julieta, que de algún modo fueron el inicial referente local de los multicines. 

Luego, a mediados de los 90, empiezan las salas que son acondicionadas, pero con poco despliegue arquitectónico. Empezaron a subdividir una sala grande con un despliegue muy básico. Las primeras salas múltiples comienzan a finales de los 90,como Cinemark, Cineplanet, son ellos los que introducen el formato de multicine de manera más concreta, mas definida y más identificable en la ciudad.

“El primer multicine fue la  transformación del antiguo cine Pacífico de Miraflores que funcionaba como sala única y pasó a tener seis salas de cine. Luego, ya en el siglo XXI viene la consolidación de estas empresas como son Cinemark, UVK Multicines, CineStar, Cineplanet y otras”.

Lo que ha pasado con nosotros -asegura- es bastante similar a lo que ha ocurrido en Latinoamérica, incluso a nivel mundial, aunque con bastante retraso. Si acá se consolidan los multicines en la década de los 90, en otras latitudes y en Europa especialmente, esto ocurrió mucho antes. “Este proceso no es excepcional en nuestro caso, ocurrió a nivel global, en diferentes países”.

De la sala única al streaming

Como amante del cine, nuestro interlocutor asegura que las nuevas tecnologías para la difusión de contenidos de audio y video no ponen en riesgo el futuro de los cines. 

“Sin duda estas plataformas que consumimos muchos son muy válidas, y seguramente tienen impacto en las salas cinematográficas, pero podría afirmar que las salas de cine van a seguir existiendo y se van a mantener porque tienen algo que no tienen las plataformas de streaming como Netflix, MUBI o Prime, que es justamente la experiencia de estar en un lugar con otras personas”.

“Incluso si no conoces a nadie, tu puedes ir al cine solo. Es el hecho de sentarte, de salir a un espacio público. Es una dinámica social distinta a tener la película en casa, en tu televisor. La gente no va al cine solo para ver la película, sino también para encontrarse con otras personas. Estas dinámicas de sociabilización han hecho que el cine persista a lo largo de las décadas”

Recuerda que ya antes, cuando se empieza a difundir la aparición de los televisores a un nivel masivo, primero en Europa y luego en Estados Unidos, y con eso la “muerte del cine”, este nunca desapareció.

“De la misma manera ocurrió en los 80 cuando aparecen los betamax, el VHS y en los 90 el DVD, los Blue Ray, y hoy en el siglo 21 con la llegada de las plataformas”. 

Está convencido de que siempre habrá potenciales aniquiladores del cine, pero más aún que estos van a persistir, ya que el espacio arquitectónico de las salas de cine va más allá, o es algo más amplio, es compartir con personas aún desconocidas, y eso no tiene precio”, sostiene.

Cines con historia

En los años en los que frecuentar al cine era una consigna del fin de semana para cualquier ciudadano, muchos de ellos gozaron de la preferencia del público como nos lo recuerda Lima la Única. La mayoría eran salas de estreno, ubicadas en el centro de la ciudad, aunque surgieron propuestas con los denominados cines de barrio, donde se proyectaban las cintas semanas después de su estreno. No había un solo distrito capitalino que no tuviera en sus calles uno de estos recintos que dieron a la ciudad un tinte especial. 

Cine Colón 

Situado en la esquina del Jirón de La Unión y el Jirón Quilca, en la Plaza San Martín, el Teatro Colón se abrió al público en enero de 1914 y es uno de los más antiguos de Lima. Originalmente construido como un teatro en vivo, tenía un aforo de 940 personas. Había 305 escaños en la zona de platea, 217 en el balcón, 400 en la galería y 18 en el balcón. 

De estilo Beaux-Arts, el teatro Colón fue diseñado por el arquitecto Claude Sahut, formado en la Escuela de Bellas Artes de París. En él se exhibió la primera película sonora que se muestra en el Perú y por muchos años fue uno de los principales cines del centro de Lima que reunía a personajes de la élite limeña.

Cine Metro 

Un lugar histórico de Lima es el cine Metro, un proyecto de la Metro Goldwyn Mayer que fue inaugurado en mayo de 1936 en la cuadra nueve del jirón Carabaya. El arquitecto principal del proyecto fue José Álvarez Calderón, y contó con el aporte en los diseños de Guillermo Payet y Schimanetz Fernando, con un interior de estilo Art Deco. 

Contaba con cinco alcobas en cada lado de la abertura al proscenio y podía albergar hasta 1390 asientos. En Mayo de 1956 sufrió una remodelación del interior y estaba equipado con aire acondicionado. 

Por muchos años fue el hogar de las películas de MGM hasta su cierre, ocurrido en los años 2000 cuando pasa a ser un centro de culto evangélico.

Cine Metro en la actualidad 

Cine Tauro 

Ubicado en la cuadra 5 de la avenida Tacna, este abrió sus puertas en abril de 1948, creado y operado por Paramount International Corporation Teatros. Era de diseño moderno, con un aforo de 1945 asientos y fue concebido para mostrar las producciones de la Paramount Pictures. 

En los últimos años de funcionamiento proyectó películas de la industria de Bollywood que tuvo singular acogida entre el público capitalino. Sin embargo, en 2006 dejó de funcionar. Actualmente permanece cerrado: un vetusto cartel recuerda que está en venta.

Cine Tauro 

Una de las salas de cine más atractivas de Lima se inauguró en marzo de 1960. Era el cine Tauro, cuya llamativa fachada asimétrica, con una gran ventana en el centro, fue diseñado por el arquitecto Walter Weberhofer. De estilo moderno, ofrecía 720 asientos en la platea y 560 butacas en el mezzanine. 

Ubicado en la esquina de los jirones Quilca y Washington, fue uno de los cines mas modernos del centro de Lima y aunque devenido a menos, funcionó hasta el 24 de febrero de este año, proyectando películas de cine para adultos, con un aforo (establecido por pandemia) de 180 personas. 

Así luce hoy el Cine Metro.

 En la actualidad, se encuentra clausurado (ordenanza 2200) por la Municipalidad Metropolitana de Lima, por infringir las normas municipales de sanidad.

Cine Colmena 

El Cine Colmena funcionaba en la Av. Nicolás de Piérola, cerca de intersección con la Avenida Tacna. Se inauguró en 1960 y fue parte de un edificio residencial. Protagonista de innumerables encuentros familiares y de amigos que se juntaban para ver los estrenos de la cartelera, en los últimos años se convirtió en una sala de cine de películas independientes. 

Actualmente funciona un “Colmena Market” que como detalle conserva en la parte externa del local algunas luminarias de colores que nos recuerdan lo que fue originalmente. 

Cine City Hall 

Este cine emblemático ubicado en la Av. Venezuela, en el distrito de Breña, se inauguró en 1946. Su construcción tenía un estilo art decó. Los cinéfilos lo recuerdan por las películas de India que llegaron a nuestras salas en la época de los 70, aunque otros lo recuerdan como escenario donde se presentaron artistas internacionales como Pedro Infante, en su primera visita al Perú en 1957. Cerrado desde 2005 como sala, albergó luego a un templo evangélico. Actualmente se encuentra en litigio.

Del Super Hall al Lux

El distrito de La Victoria albergó varias salas de cine que, con el paso de los años, desaparecieron o fueron reciclados en Iglesias, o como ocurrió con el cine Super Hall de la Av. México, que quedó lotizado por las tiendas de accesorios para automóviles. 

Otro cine, el Odeón de la Av. Manco Cápac, pasó a ser un grifo y el cine Olimpo, que dejó el lugar a un local de Plaza Vea, después de muchos años de exhibir películas para adultos. 

Otras salas- consideradas de barrio- fueron los cine Alameda (Grau con Prol. Huánuco), el Grau (Av Grau), Metropólitan (Av. Iquitos), el Beverly (Av. Manco Capac), Lux (Av. Manco Cápac), Sucre (Av 28 de julio), Abtao (Jr. Abtao), El Porvenir (Prolongación Lucanas), el cine Visión (Prolongación Parinacochas), Mundo (Prolongación Huánuco), y Andalucía, en el Parque 12 de Octubre.

Cine Roma 

El Cine Roma abrió sus puertas en julio de 1956 con un diseñó de estilo Art Deco, que lo convirtió en una de las salas más concurridas de Lima, sin embargo, luego de varias años de llenos completos y largas colas que se formaban para disfrutar de sus imponentes estrenos, sucumbió a la crisis de finales de los 90 en los que varias salas capitalinas cerraron sus puertas. 

De cine pasó a ser sede de la Oficina de Normalización Previsional (ONP) y esa condición se prolongó por muchos años hasta su reapertura, ocurrida en 2018, como Teatro Roma ENSAD, con la propuesta de recuperar su presencia en ámbito cultural de Lima, en Santa Beatriz para ser más exactos, muy cerca del circuito mágico del agua.

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