VERGONZOSO PACTO AMBIDEXTRO

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Editorial OKVergüenza ajena y asco es el sentimiento y el síntoma nauseabundos que provoca  ver la conveniencia ambidextra de la derecha peruana y la izquierda comunista al unirse en un pacto infame para intentar oponerse a la voluntad popular de votar por el fujimorismo.

Oportunismo es la habilidad que ciertos políticos tienen para sacar provecho personal de las diversas situaciones que les presenta la vida pública. El concepto es una mezcla de arribismo, avilantez y desvergüenza. Está íntimamente ligado a la cultura política de cada pueblo. Parece que la palabra fue aplicada por primera vez en 1876 contra el líder republicano francés, León Gambetta, y desde entonces formó parte del vocabulario de los grupos marxistas, primero, y luego, de la fraseología política general. Y esto se reactualiza al ver unidos por conveniencia al representante contemporáneo de la derecha peruana y a los imberbes embanderados de comunismo caviar.

Los políticos oportunistas son hombres de habilidad camaleónica, que se adecuan con suma facilidad a todas las situaciones y de todas ellas extraen provecho personal. Tienen una admirable capacidad de aclimatación. Lo mismo prosperan en un régimen ideológico que en otro.

Acomodaticios y flexibles, lo importante para ellos es avanzar, en términos de prebendas personales. El mimetismo, la simulación, el servilismo son sus principales armas. En las filas del oportunismo político se reclutan los migrantes ideológicos, los tránsfugas partidistas y los servidores incondicionales de todos los gobiernos.

Son muy hábiles para apostar al triunfador. A veces incluso se anticipan a su triunfo. Son diestros en el arte del acomodo. Con ambigüedades buscadas de propósito están siempre preparados para cambiar de ubicación política. Y lo hacen sin aflicción ni remordimiento. Con frecuencia sus actos pertenecen más a la acrobacia que a la política.

Los políticos oportunistas todo lo ven en forma de asa. Para ellos, los sucesos, las opiniones, las ideas, los hombres tienen forma de asa, para agarrarse de ellos, para asirse a ellos, para sacarles el mayor provecho posible. Y sus dedos son  como garfios a la búsqueda de enganchar todas las asas que encuentre a su paso. Es el infaltable oportunista, listo siempre a encaramarse en los carros del triunfo. Acomodaticio, de geometría variable, nada raro sería que, después de agotadas sus posibilidades de usufructo, se convirtiera en censor y crítico del gobierno al que sirvió para favorecer los intereses del gobierno que vendrá. De esos hemos visto ya a varios últimamente.

Está tan ligado el oportunismo a la acción política, por desgracia, que Auguste Nafftzer, afirmó que “la política es esencialmente la ciencia del oportunismo”. Sin embargo, pienso que es justo interponer distancias entre política y politiquería. La politiquería es un subproducto de la política. Es su degeneración. El oportunismo es uno de los elementos de la politiquería junto con la intriga, la maquinación, el bajo vuelo de las ideas, el inmediatismo de miras y otras peculiaridades. La política es otra cosa. Es una misión trascendental de beneficio público.

Todo ello se resume al ser testigos del pacto infame que se está gestando entre la derecha,  representada por Pedro Pablo Kuczynski  y Verónika Mendoza que en su persona intenta aglomerar a la izquierda comunista, para aliarse al capitalismo para tratar de enfrentar  a Keiko Fujimori en un intento desesperado que busca interferir en un proceso democrático en el cual Mendoza  está totalmente fuera de juego. Actitud antidemocrática y reprochable desde todo punto de vista. Hasta mañana mis amigos de Primera.

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