VORÁGINE Y SOBERBIA POLÍTICA

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PPKSin lugar a dudas el comportamiento político de Pedro Pablo Kuczynski representa la esencia del político tradicional. Poco a poco se está dejando invadir por la soberbia de haber ganado una elección presidencial, olvidándose que esa victoria la alcanzó por una mínima diferencia y encima con ayuda de sus enemigos. Por ejemplo está comenzando con el pie izquierdo al intentar dar por zanjado el tema de pedirle disculpas por las ofensas  e insultos proferidos a Keiko Fujimori  en la campaña electoral. Parece querer guiarse por el viejo refrán de: “Al mal paso darle prisa”, intentado pasarla la página de un capítulo inconcluso, todo por no atreverse a pedirle disculpas personalmente. Y en verdad en este momento ya no hacen faltas sus disculpas, la ofensa y la falta de respeto permanecerá mientras PPK se mantenga en esa actitud de querer demostrar inútilmente que el tema está zanjado. Al proponerse quitarle importancia a esa afrenta. Además ante las ofensas meditadas e  intencionadas no hay disculpa que valga. Y más aún si estas son extemporáneas, de mala gana y de soslayo.

En política los gestos son vitales para conseguir logros. Los gestos y las palabras de PPK luego de saberse ganador en la Segunda Vuelta Electoral le están pintando una imagen propia de las personas carentes de humildad. El mensaje decodificado de su actitud ante la opinión pública es: “yo gané y ustedes perdieron, eso es lo único que importa”. Craso error mantener esa actitud pues no está en condiciones políticas para esos aires de superioridad  y de autosuficiencia. Pues cuando pase la efervescencia de las celebraciones de la pírrica victoria electoral tendrá que enfrentarse con la realidad política del momento y de tratar de tender puentes para concertar con la primera fuerza política del Perú que es Fuerza Popular. PPK sin mayoría en el Congreso, con un partido joven y ensamblado a última hora, con aliados  de poca confianza como los izquierdo-comunistas, entre otros, poco o nada es lo que podría hacer por sí solo para dinamizar los planes de gobierno.

Cuanto más pronto asuma una actitud de humildad, conciliadora y abierta, más fácil va a ser para él poder gobernar el país. Lo que está comenzando como un sueño se puede tornar como la peor de sus pesadillas si no sabe corregir sus actitudes sobre la marcha. El Perú en el que va a desarrollar su gobierno no es el Perú de los años 80, y una cosa es haber fungido de ministro  temporalmente con una renuncia firmada bajo el brazo y otra muy diferente va a ser estar obligado a permanecer cinco años sentado en el sillón presidencial.

Tiene que tomar las cosas con mucha calma, respirar hondo y no dejarse llevar por la vorágine que puede significar estar ad portas de asumir el cargo más alto de la Nación. Será muy importante para él revisar su entorno, pues los consejeros de campaña no resultan tan útiles al momento de gobernar.

Pienso de buena onda, que con el correr de las semanas, la emoción y la fiebre de la campaña de la segunda vuelta irán desapareciendo y con ello los pensamientos de la realidad  en la que están insertos aparecerán. Gobernar en las condiciones del momento político actual solo será posible y positiva si el futuro gobierno tiende puentes que se sustenten en las vigas del diálogo y las buenas maneras, que a su vez deben apoyarse sobre las bases de la conciliación. PPK y su primer gabinete van a tener que hilar fino y de buena manera para iniciar un gobierno con buen pie. Es cuestión de que el próximo gobierno asuma su realidad de minoría parlamentaria lo más pronto posible y en base a ello podrá plantearse mejor las cosas. Eso es todo por hoy mis amigos de Primera.

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