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La resolución del Tribunal de Honor del Pacto Ético Electoral es contundente: César Acuña Peralta carece de idoneidad ética para ocupar el cargo de Presidente de la República al que postula. Y estamos de acuerdo, pues después del vendaval de denuncias en su contra, que nadie se las ha inventado sino que son producto de sus propios errores cometidos durante la presente campaña electoral, es lo menos que se merece. Acuña, autoproclamado el candidato de plata como cancha, se ha convertido en un caso tal vez nunca antes visto en una contienda electoral protagonizada nada menos que por una persona que aspira ocupar el sillón presidencial de Palacio de Gobierno.
Una persona que miente, que cambia de versiones cuantas veces quiere para desprenderse de las imputaciones en su contra y hasta falsifica firmas para justificar la apropiación de un libro, que vulnera las normas electorales,no puede, pues, pretender conducir los destinos del país y menos ostentar la investidura de personificar a la Nación. Pero usted se muestra ciego y sordo ante la realidad. Lejos de hacer un mea culpa anuncia que demandará al Tribunal de Honor por decirle que carece de idoneidad ética para gobernar, alegando que es esa instancia la que no tiene ética para pronunciarse en su contra. El burro hablando de orejas.
Usted es uno de los firmantes del Pacto Ético Electoral que se suscribió al inicio del presente proceso electoral general 2016 y se comprometió a respetar su competencia y cumplir las disposiciones de ese tribunal adscrito al Jurado Nacional de Elecciones. Es más, el día que asistió para declarar en el marco de la investigación que se le sigue por la apropiación de un libro, usted mismo dijo a la prensa que lo abordó que reconocía la competencia del tribunal. Entonces, ¿por qué patear el tablero? ¿Porque no le favorece? Así no es. No agregue una perla más a ese listado de acciones y conductas que no le hacen nada bien.
Al parecer, en su entorno no hay una persona que le haga ver los errores garrafales en que ha incurrido uno tras otro. Da vergüenza ajena ver el ridículo que hacen algunos de sus voceros, como Vladimir Paz de la Barra y Anel Townsend, para defenderlo de lo indefendible.
Un consejo hasta de un conejo, reza un dicho. Y por ello, nos atrevemos a sugerirle que se retire de la carrera hacia la presidencia de la República. La cantidad de pergaminos con los que nos ha sorprendido hasta el momento, y el repudio que la ciudadanía empieza a mostrar contra usted, son motivos más que suficientes para que tome esa decisión.
Su imagen ya está por los suelos, no deje que se deteriore más. No espere que el 10 de abril el pueblo le meta un “cachetadón” en las urnas para recién reaccionar y entender lo que ha hecho. Si le queda alguito de decoro, hágalo. No se deje vencer por su soberbia. Hasta mañana amigos de La Primera.
