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La campaña electoral se ha visto envuelta en los últimos días por un clima de protestas cargadas con actos violentos contra algunos candidatos presidenciales que invocamos se detengan para no empañar el proceso en el marco de las elecciones generales a realizarse el domingo 10 de abril.
Lo grave del caso es que han surgido algunas voces que responsabilizan al gobierno de estar detrás de estos actos, para deslegitimar las elecciones generales.
Frente a este panorama consideramos urgente y necesario que el Señor Presidente de la República, Ollanta Humala Tasso, haga un deslinde ante tales acusaciones que nada bien le hacen al país y al sistema democrático, más aún ahora que estamos ante los ojos del mundo con la presencia en el Perú de misiones de observadores electorales tanto de la Organización de Estados Americanos (OEA) como de la Unión Europea (UE).
Y no es antojadizo el pedido al presidente Ollanta Humala porque hay, en efecto, varias cosas que merecen una explicación. En primer lugar, él ha firmado el acta de la sesión partidaria que decidió el retiro de la candidatura presidencial de Daniel Urresti y de las listas parlamentarias, debido a "la manifiesta y marcada ausencia del principio de la certeza electoral" y la "falta de coherencia en el Jurado Nacional de Elecciones y los Jurados Electorales Especiales […] por una serie de actos resolutivos contradictorios y faltos de concordancia, que afectan de manera negativa en el proceso de Elecciones Generales 2016".
Esto es preocupante porque por mandato constitucional el Presidente de la República convoca a elecciones y es el encargado de velar por la transparencia y legitimidad del proceso electoral, así como respetar el principio de neutralidad. Por tanto, resulta inexplicable que el jefe de Estado haya suscrito un documento que atenta contra esos principios. ¿Por qué lo hizo? Solo él lo sabe.
Lo que llama también la atención es que desde Palacio de Gobierno la primera dama Nadine Heredia cuestione constantemente a las autoridades electorales. Dirán que está en todo su derecho porque no ejerce función pública y además es presidenta del Partido Nacionalista. No lo negamos, pero sí creemos que le hace daño a la imagen del presidente Humala.
A ello se suma la denuncia, grave por cierto, del congresista Omar Chehade, ex vicepresidente de la República del actual gobierno y hasta hace poco muy cercano al presidente Ollanta Humala, de quien incluso fue su abogado.
Chehade ha advertido, entre otras cosas, que la pareja presidencial está buscando deslegitimar el proceso electoral para luego victimizarse y solicitar asilo político en el extranjero, para así eludir las investigaciones que le siguen a la primera dama por el tema de las agendas y lavado de activos, y en el caso del mandatario por las denuncias provenientes de Brasil que lo mencionan en el sonado caso de corrupción denominado Lava Jato, con el agravante de que habría recibido una coima de tres millones de dólares de parte de la empresa constructora Odebrecht.
Rechazamos todo acto de violencia. Las protestas son válidas siempre y cuando sean pacíficas. Toda persona tiene derecho de expresar su rechazo a cualquier candidato o partido político, pero debe hacerlo sin recurrir al insulto ni la agresión. Total, el día de las elecciones lo puede hacer en las urnas. Esa es la mejor respuesta a quien considere que no debe ser elegido.
Rechazamos también las versiones de fraude y los agravios contra los magistrados del ente electoral, así como los rumores de una postergación de las elecciones.
El primer ministro Pedro Cateriano ha asegurado tajantemente que no se postergarán las elecciones previstas para el domingo 10 de abril, y ha señalado que la realización de comicios libres y transparentes será una señal de fortaleza de la democracia peruana. Ya dijimos que fue oportuna su declaración.
Pero consideramos que el Presidente de la República debe ratificar públicamente lo manifestado por el jefe de su gabinete ministerial, y garantizar el proceso electoral para tranquilidad del país y el fortalecimiento de nuestra democracia. Hasta mañana amigos de La Primera.
