Un grupo de policías, en su mayoría mujeres con vocación de servicio, visitan instituciones educativas de nivel primario y secundario con el objetivo de detectar casos de abuso sexual y violencia familiar. Para tener mejores resultados en su labor, hacen uso de sus cualidades artísticas: el canto, el baile y la actuación.
Este equipo viste atuendos coloridos en sus horas de trabajo, como parte de su estrategia para llegar con facilidad al público objetivo: escolares de Lima y del interior del país. Su labor es tan valiosa y reconocida que una de sus integrantes, la suboficial Jovita Mego, recibió hace pocas semanas el premio a la Mujer del Año, en la categoría Destacada Labor en las Fuerzas Armadas o Policía Nacional, que fue entregado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
Estas jóvenes policías pertenecen a la Dirección de Lucha Contra la Violencia Familiar y su trabajo es identificar casos de abuso sexual o violencia familiar que pudieran estar afectando a algún escolar. También trabajan en prevenir estas situaciones, generando en los menores una conducta de acercamiento hacia la Policía.
La labor que desempeñan no es sencilla y por ello son requisitos importantes para integrar este grupo la vocación, sensibilidad y conocimientos en psicología. Para desarrollar su trabajo ellas son instruidas en la escuela de capacitación de la Dirección Ejecutiva de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional.
Así, como parte de su trabajo, en cada actividad de acercamiento a la ciudadanía, ellas cantan, bailan, actúan y animan. Hacen uso de todas sus habilidades y talentos para conectar de la mejor manera con los menores.
“No solo se trata de talento; sino de vocación, compromiso y responsabilidad, más allá del campo de nuestras funciones”, asegura la suboficial Mego. Con alegres canciones a ritmo de salsa y cumbia logran captar la atención de los escolares. Cuando lo logran, comparten sus mensajes de prevención.