Peruanos en el exterior: Las historias de éxito que te cautivaron el 2023

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ANDINA/Difusión

Salir de la comodidad y aventurarse fuera de la zona de confort puede resultar una tarea desafiante. Muchos peruanos, optaron por buscar oportunidades más prometedoras en diversas partes del mundo. A lo largo del año, hemos compartido historias que han cautivado por la resiliencia y tenacidad de estas personas. Recordemos algunas de estas fascinantes experiencias:

1.-De vender en carretilla a dueña de restaurante en Francia

Verónica Moreno, nació en San Juan de La Virgen, Tumbes, y se forjó en la austeridad de su infancia. La pesca junto a su padre y la lucha contra la pobreza marcaron sus primeros años. Es fundadora en Lyon, Francia, de Krioya, un oasis culinario que fusiona la esencia peruana con la sofisticación de la gastronomía francesa.

Verónica recuerda que sus padres cultivaban la tierra con esmero en San Juan de La Virgen. También que su padre la llevaba a las orillas del río, donde la pesca se convirtió en una ayuda familiar. Entregaban a su abuela los frutos del agua para la preparación de ceviche y su venta.

“Hacíamos ceviche y luego lo vendíamos en carretilla”, rememora desde Francia.

La adversidad forjó su temple. Desde temprana edad, realizó diversas labores en distintos hogares. Lavó ropas, cuidó niños y ancianos.

“Yo sé lo que es la pobreza extrema, la he vivido en carne propia”, dice al confesar que muchas veces comía una sola vez al día y que se ponía ropa regalada.

La pobreza fue su compañera constante, pero Verónica no se resignó. Buscó oportunidades, y el restaurante de su tío en Tumbes le abrió sus puertas. Se inició como mesera, pero el llamado de la cocina resonó con fuerza en su interior.

“Sentía que debía hacer algo más por mí y mi familia”, evocó.

A los 19 años en Francia

A esa edad,  con valentía y determinación, viajó a Francia, tierra de sueños y desafíos. El idioma extranjero, la cultura desconocida, el rigor de la educación europea: cada obstáculo se convirtió en un peldaño hacia su crecimiento.

“Tenia mucho miedo, luego ese miedo se transformó en fuerza, en tenacidad , pasión y devoción a la gastronomía peruana”, dice.

Estudiar fue una motivación poderosa para su desarrollo personal y para brindar apoyo económico a su familia. “Ellos (la familia) eran mi única motivación para salir adelante “, resaltó.

El destino le cambió la vida, cuando en uno de los restaurantes en los que laboró como ayudante de cocina, se percataron de su potencial y la propuesta no se hizo esperar: le ofrecieron el respaldo financiero para sus estudios, mientras aportaba su talento al negocio gastronómico.

“Fue una de las mejores oportunidades de mi vida”, nos cuenta con una sonrisa que contagia. De esta forma, durante dos años de esfuerzo, terminó sus estudios de gastronomía. 

Cada desafío, cada sacrificio, la hizo más fuerte. Sabía que no podía volver al destino que le habían trazado. El camino fue arduo, pero en su corazón siempre supo que al final encontraría la recompensa. 

De esta forma comenzó a labrar su camino trabajando en diversos restaurantes de Francia

Luego de su travesía por diferentes restaurantes de Europa y su inmersión profunda en la gastronomía francesa, supo que su herencia peruana era un tesoro invaluable. Decidió fusionar la esencia de Francia con la riqueza culinaria de su tierra natal en un arriesgado pero apasionante proyecto: Krioya.

“La cocina peruana es la que tiene una mayor diversidad, es bastante variada y eso es algo que asombra a los franceses”, comenta.

Anhelaba ofrecer algo distinto. Su propósito era fusionar la costa, sierra y la selva del Perú en platos gourmet, alejándose de la típica fórmula de los restaurantes peruanos.  Inspirada por sus raíces, recordó sus inicios vendiendo platos en las calles de Tumbes.

La carta de Krioya se adaptó a la ciudad y a las estaciones, ofreciendo ceviches a base de pescado blanco y mariscos con salsas de mango, maracuyá y leche de coco, deleitando los paladares de Lyon con sabores exóticos y vibrantes.

Para Verónica, su restaurante no solo es un lugar de deleite gastronómico, sino un medio para difundir la cultura peruana y demostrar el potencial de las emprendedoras de nuestro país.

No solo el restaurante es un logro para ella, sino también haber formado una familia en Francia y brindar empleo a sus compatriotas. 

Desde su apertura hace cuatro años, Krioya ha atraído a una clientela selecta y ha participado en eventos de renombre, colaborando con PromPerú y promoviendo la riqueza culinaria de nuestro país en festivales internacionales.

Orgullo

También ha ganado el premio al Mejor restaurante diverso en París. De los cuatro restaurantes que se presentaron ella fue la única mujer que obtuvo el trofeo, una presea que la inspiró y la hizo sentir orgullosa de lo que está haciendo. 

“Tengan mucha humildad, y no se derrumben si una oportunidad se les va, sean sinceros y trabajadores. No olviden de dónde vienen”, indica a modo de consejo para aquellos jóvenes que luchan por sus sueños. 

Sus platos no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma y el orgullo de ser peruano. Y ella es feliz por eso.

“¡No puedo estar más feliz, agradecida y orgullosa de todo! Me agradezco a mi misma porque muchas veces quise tirar la toalla , pero me levante más fuerte que nunca”, remarca orgullosa de sus logros y admirada por su propia tenacidad.

2.-Fue jalador de combis y ahora lidera comunidad peruana en Nueva York

Una historia que inspira. Sandro Stefano Navarro Semino nació en 1989 en el distrito de Castilla, Piura. A los 14 años emigró a Estados Unidos. Su vocación de servicio lo ha llevado a fundar el Centro Cívico Peruano de Nueva York y apoyar a niños latinoamericanos de escasos recursos económicos.

Antes de viajar a Estados Unidos, Stefano trabajó en las calles del Callao. Recuerda que su  chamba  consistía en ayudar a los cobradores de combis a subir o jalar gente. Era una modalidad laboral informal muy común en Lima y el primer puerto.

Su centro de labores se ubicaba en el puente Faucett con la avenida Colonial y cobraba 10 céntimos por cada persona que subía a una combi. Lo dice con el orgullo de quien ha labrado un camino en la vida y conoce las dificultades que presentan las personas humildes y carentes de oportunidades.

“Necesitaba el dinero, tenía que trabajar”, nos comenta al observar nuestra sorpresa con su relato.

Al llegar a Nueva York el 2004, comenzó una nueva vida. Estudió en el Richmond Hill High School en Queens.  Mientras cursaba los últimos años, fue cocinero de hamburguesas y cajero de un supermercado.

Inmediatamente después de concluir sus estudios, se enroló en el Ejército de Estados Unidos – la Guardia Nacional-, en el que  sirvió ocho años y medio. Entre los años 2009 y 2012, fue enviado a misiones en Afganistán y Kuwait.

Por su labor en Afganistán recibió la medalla Army Commendation Medal y por Kuwait la medalla a mejor Conductor y al Mérito Reservista.

“La experiencia en estos países fue un poco dura, pero rescato el valor de la responsabilidad y la importancia de ser un líder. El Ejército me enseñó qué hay un montón de cosas por las que aún hay que trabajar en tu sociedad”, nos dice al recordar el aprendizaje que se llevó de esta experiencia. 

Grandes cambios

De regreso a Estados Unidos y al culminar la etapa militar, trabajó como taxista 3y otros oficios, lo cual le ayudó a graduarse el 2015 en la Universidad Comunitaria Laguardia College, en Nueva York, como Asociado en Ciencias, especialidad en Justicia Criminal.

Luego, se graduó de bachiller de Justicia Criminal Internacional y obtuvo una pasantía por tres meses en la oficina del Senador estatal de Nueva York, José Peralta. 

Define esta experiencia como enriquecedora, ya que consolidó su decisión de entregarse completamente a la comunidad peruana y latinoamericana. 

De este modo, laboró en la organización Camba Homebase, apoyando a familias latinoamericanas al borde del desalojo. 

Despliega sus esfuerzos en la coordinación y fortalecimiento de la comunidad inmigrante de Nueva York, bajo la tutela de la Alcaldía de la ciudad.

Entre sus logros, destaca su capacidad para unir a líderes peruanos de diversos sectores, y la formación de comités representativos en la ciudad.

Menciona que la Alcaldía de Nueva York nunca había establecido un vínculo tan fuerte con la comunidad peruana hasta la aparición del Proyecto Town Hall en Queens. 

Plataforma cívica peruana

Con esta iniciativa, se forjó la primera plataforma cívica peruana en colaboración con el gobierno municipal de Nueva York, permitiendo ampliar la participación de los peruanos en las decisiones de la ciudad.

Nuestro compatriota también dedica su tiempo a apoyar a los niños latinoamericanos de bajos recursos en el Centro Corona, con la asistencia en sus tareas escolares. Su ayuda llega a los jóvenes que enfrentan procesos de deportación.

Es director de distrito para la senadora Jessica Ramos; también el puente comunicacional entre los miembros de la comunidad y las autoridades. 

Del mismo modo, realiza eventos para que la senadora se conecte con las comunidades y puedan compartir y fortalecer esos lazos.

Acaba de cumplir dos años en el puesto, y nos manifiesta que está muy feliz de ser parte de este tipo de iniciativas. Indica que uno de sus sueños es ser político y crear espacios y recursos para mejorar la calidad de vida de aquellos que lo necesiten. 

“Mis logros no son mis logros, son de la comunidad. Mi mayor logro es el reconocimiento de la comunidad”, resalta satisfecho. 

Enfatiza que Nueva York los inmigrantes peruanos ya tienen un espacio de poder que va aumentando. “En la alcaldía de Nueva York y el Concejo Municipal se reconocen nuestras contribuciones sociales, culturales y económicas”, subraya.

Se congratuló de que el 26 de julio, el Concejo Municipal de Nueva York se sumó por primera vez a las celebraciones del 202 aniversario de la independencia de Perú con el programa Herencia Peruana.

Los peruanos podemos cumplir nuestras metas y sueños. Stefano es una prueba de sus propias palabras.

3.-La historia de éxito de Adrián Cabezas: de Chancay a ser un premiado científico en Suecia

La pobreza nunca fue impedimento para Adrián Cabezas Morales. Proveniente de una familia muy humilde, conoció lo que significa el trabajo desde los ocho años. Dejó su natal Chancay y en Lima logró ingresar a la universidad, pero el destino le tenía deparado otros planes. Se siente orgulloso de eso.

A diferencia de muchos niños de su edad, Adrián alternó su etapa escolar con el trabajo. Es el mayor de ocho hermanos.

“Debía ayudar a atenderlos y proveerles de comida cuando a mi padre no le alcanzaba el dinero. Trabajé para ayudar a mantener a mi familia”, dice.

Recuerda que a veces llegaba tarde a la escuela porque tenía que salir a pescar y ayudar a llevar alimentos a su familia. 

A pesar de ello,  terminó el colegio como uno de los primeros alumnos y alimentó las esperanzas de su padre, quien lo apoyó para viajar a Lima a fin de ingresar a una universidad nacional. 

“Mis padres no tenían los recursos suficientes para que yo pueda estudiar o alquilar un cuarto. Así que construimos un espacio en la casa del amigo de mi papá en el jirón Huanta, y ahí dormía”, comenta al evocar esos momentos en los que vivía con lo mínimo indispensable. 

Se preparó tres meses e ingresó a la facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Callao.

“Ver a mi papá esforzándose para que yo me prepare, me motivó, fue de las primeras personas que confió y apostó por mí”, agrega con un gesto de agradecimiento.

Fue uno de sus primeros logros. Luego, estudió becado en la entonces Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS).

En la URSS

Era la década del 80’ y ya estaba en Rusia. Al poco tiempo se trasladó a Kiev, donde concluyó sus estudios de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad Internacional de Aviación Civil de Kiev de Ucrania

Durante esta etapa fue asistente de científicos en aerodinámica y materiales metálicos. En 1988, culminó su carrera especializándose en los mecanismos de aviones. Luego, obtuvo un máster en Materiales Metálicos y un doctorado en Ciencia de Materiales en la misma universidad.

Sus trabajos científicos fueron publicados en diversas revistas y libros científicos. También presentó sus investigaciones en numerosas conferencias en la desaparecida URSS, lo cual aumentó su reconocimiento y prestigio.

“Cuando terminé mi doctorado regresé al Perú y toqué puertas en algunas universidades, pero ninguna me respondió, así que decidí retornar”, precisó.

Sin embargo, su regreso coincidió con la caída de la Unión Soviética, con efectos negativos para las ciencias. Tuvo que cambiar de rumbo y se fue a Suecia, prácticamente a empezar todo de nuevo.

Trabajos en Suecia

“Trabajé en hoteles, restaurantes, en las calles. Cuando llegué me dedicaba a estudiar de día y a trabajar de lo que sea en la noche”, comenta Adrián sobre sus primeros años en Suecia.

Luego de tres años, aprendió los idiomas inglés y sueco y por fin, revalidó sus títulos en el Real Instituto de Tecnología (KTH) de Estocolmo (2004-2007).

Fue admitido luego como científico especializado en materiales de acero y aluminio en Alfa Laval Tumba AB, compañía que le invitó a ofrecer conferencias en distintos países europeos.

Entre el 2007 y 2011, ejerció como investigador científico en el área de purificación del aire y gases en Centri Clean Systems AB, ubicada en Tullinge, Suecia.

Al año siguiente, fundó su empresa en Estocolmo: Nano Control AB, y estableció conexiones con organizaciones privadas y estatales con fines empresariales. Además, se encarga de la elaboración de la patente y de gestionar los trámites con el Registro de Patentes en Suecia para proteger su innovación.

Esta nueva etapa como emprendedor le permitió aprovechar su conocimiento científico y tecnológico para abrirse paso en el mundo empresarial. Tiene 15 patentes ligadas a la contaminación del aire.

Adrián vive 23 años en Suecia y aún tiene muchos proyectos científicos que concretar.

“Desde muy pequeño soñé con crear tecnologías que ayuden al medio ambiente y buscar soluciones para crear una sociedad más justa”, comenta al repasar sus motivaciones para el momento que vive.

Su perseverancia y talento lo han convertido en un científico reconocido y galardonado. 

El 2020 fue ganador del “Invenciones vs Coronavirus”, un concurso de inventos en beneficio de la humanidad contra la covid-19, convocado por la Federación Internacional de Asociaciones de Inventores (IFIA) con sede en Suiza.

Y el año pasado, obtuvo la Medalla de Oro en la Competición Internacional “The Innovation Week IWA 2022” organizado por OFEED, en Marruecos. 

4.-Giovanni Traverso: Un científico y médico peruano en el MIT y Harvard

Giovanni Traverso es un destacado científico y médico peruano que ha obtenido el Premio a las Invenciones 2016 de Popular Science y la membresía en la Academia Nacional de Inventores. Es docente en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en el hospital Brigham and Women’s de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.

“Mis papás, mi hermano y yo emigramos en 1989. Yo tenía 14 años”, señaló Traverso al recordar que la decisión familiar de viajar a Canadá fue a causa del terrorismo y la grave situación económica que afrontaba el país.

El idioma ni las materias estudiantiles fueron un inconveniente para él, aunque si le costó forjar nuevas amistades.

“Mi preparación era buena, mi nivel era avanzado, no fue tan difícil integrarme en el tema académico. Sin embargo, el hacer nuevo amigos y aprender cómo funciona el sistema sí se me hizo complejo”, relata.

Destacaba mucho en los cursos de matemáticas y ciencias a tal punto que colaboró como investigador en un laboratorio en Toronto, mientras cursaba la secundaria. Para el joven Giovanni representó la oportunidad de hacer ciencia y aplicar diversas materias en la investigación. 

“Esta experiencia fue determinante, me abrió los ojos a un mundo nuevo, me mostró una posibilidad de vivir”, resalta emocionado. 

En Cambridge

De esta forma, con un norte ya trazado, logró ser becado por Trinity College, Universidad de Cambridge, Inglaterra para estudiar medicina.

Posteriormente, cruzó el Atlántico para cursar un doctorado en biología molecular en la Universidad Johns Hopkins, Maryland, Estados Unidos. 

Hizo su residencia en medicina interna en el Hospital Brigham and Women’s y su beca de formación en gastroenterología en el Hospital General de Massachusetts, ambos en la Escuela de Medicina de Harvard.

Su trabajo se centró en el desarrollo de nuevas pruebas moleculares para la detección temprana del cáncer de colon.

Durante esa época también continuó con su formación como investigador, y ahondó en el campo de la ingeniería biomédica enfocando su estudio en el desarrollo de dispositivos para suministrar fármacos en formas que ayuden al paciente a recibirlos continuamente o a largo plazo. 

“Me pareció intelectualmente interesante, aprender sobre estos temas, pero también importante el poder construir a nivel molecular diferentes sistemas que puedan ayudar a las personas”, agregó.

En el MIT y Harvard

En la actualidad se aboca a un programa de investigación cuyo objetivo es el desarrollo de la próxima generación de sistemas de administración de fármacos. 

También se dedica a impulsar el desarrollo de nuevas pruebas de diagnóstico para facilitar la detección temprana del cáncer, lo que resulta crucial para mejorar las tasas de supervivencia y el tratamiento eficaz de esta enfermedad.

Sus laboratorios en el MIT, en el departamento de ingeniería mecánica; y en el hospital de Harvard, se enfocan en el desarrollo de sistemas para ayudar a pacientes de todo el mundo para recibir farmacia.

Por ello trabaja de la mano con la Fundación Bill y Melinda Gates, una organización filantrópica que busca mejorar la calidad de vida de las personas de forma global. Del mismo modo, con el departamento de defensa y varias compañías grandes que desarrollan fármacos. 

Las oportunidades existen

Paralelamente, en el MIT, dicta clases sobre el desarrollo de dispositivos para la biomedicina. Tiene cerca de 50 estudiantes que desarrollan un dispositivo orientado a la ayuda de pacientes. 

También imparte una clase llamada Translation on engineering , enfocada en el desarrollo del proceso de un producto de laboratorio, el cual requiere un trabajo interdisciplinario.

Por su parte, en Harvard tiene entre 20 a 30 alumnos, a quienes ayuda a realizar trabajos de posgrado. 

“Para mí lo más importante es enseñar a mis alumnos que las oportunidades existen y, que, sobre todo, busquen contribuir desde su posición con el mundo”, afirma Traverso al referirse a los valores que busca cultivar en cada uno de sus estudiantes. 

“Trabajar y participar en la formación de la siguiente generación de estudiantes para mi es un honor”, confiesa entusiasta. 

Está claro que el impacto que causa Giovanni Traverso en sus inventos y su contribución a la comunidad científica lo posicionan como un referente en la innovación médica. 

Su trayectoria inspira a futuros investigadores a seguir persiguiendo la excelencia en la búsqueda de soluciones para los desafíos de la medicina moderna.

5.-¡Orgullo del Perú!: Carlos Bustamante, el gran maestro de científicos en EE.UU

Carlos Bustamante Monteverde es un prestigioso investigador del Instituto Médico Howard Hughes (HHMI), profesor principal en la Universidad de California Berkeley, y miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. A sus 72 años, es un referente para los profesionales que buscan triunfar internacionalmente.

Y por si esto fuera poco, Carlos Bustamante ha recibido diversas condecoraciones internacionales que confirman que es uno los científicos con mayor reconocimiento en el mundo.  

¿Cuál es su historia? En 1975 se llenó de determinación y empacó sus maletas para ir tras sus sueños: cursar un Ph.D. en Biofísica en la Universidad de California, Berkeley y hacerse de un nombre en el campo de la investigación.

Pero su camino profesional no fue tan sencillo, estuvo caracterizado por cambios repentinos. Empezó estudiando Medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 

Sin embargo, terminó estudiando Biología en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. 

Abandonar la carrera de Medicina en San Marcos era una locura académica, pero yo sabía que estaba haciendo lo correcto, remarcó al evocar ese momento decisivo de su vida.

“Mi formación universitaria fue dispersa, ya que tenía muchas opciones y quería hacer todo a la vez. Pero cuando llevé bioquímica me di cuenta de que lo que realmente quería hacer era dedicarme a la biofísica”, subrayó.

Tras obtener el magister en bioquímica en San Marcos, postuló a una beca para ingresar a Berkeley, una universidad que se adaptaba perfecto a sus necesidades académicas. 

En las universidades de EE.UU  

De esta forma, cursó su doctorado en Berkeley. El estar en una universidad de tanto prestigio lo hizo sentirse en su plenitud profesional.

Sin embargo, dejar a su familia fue una de las cosas más difíciles y fuertes que enfrentó en sus primeros años. Además de que el idioma, estaba lejos de ser una de sus principales fortalezas. 

Bustamante, en un inicio, fue a Estados Unidos, con la idea de retornar al país para continuar su carrera profesional y crear un instituto de biofísica. La difícil situación política, social y económica del Perú en la década del 80’ hizo que cambie sus planes y prolongue su estadía en el gigante norteamericano.

En 1982, consiguió el puesto de profesor asistente en el departamento de Química en la Universidad de Nuevo México. Luego se desempeñó como catedrático e investigador. 

Trabajó en esta universidad durante ocho años, hasta que la Universidad de Oregón lo contactó y no dudó en aceptar esta oferta. Allí le propusieron como investigador en el Instituto Médico Howard Hughes (HHMI), uno de las mayores organizaciones filantrópicas de investigación científica del mundo. 

En 1997 se le presentó la oportunidad de laborar en la Universidad de California Berkeley, donde actualmente ejerce como investigador y profesor principal de biología molecular y biofísica.

El Perú, siempre presente

El hecho de vivir fuera del Perú y sus éxitos profesionales no ha significado que le haya dado la espalda al país que lo vio nacer. 

El 2002, decidió promover la ciencia a través de la propuesta de “Laboratorios gemelos”, el cual consiste en replicar los conocimientos científicos, como el de manipular mecánicamente una molécula de ADN.

Esto con el apoyo de universidades peruanas y científicos peruanos en el exterior, que aportan con el conocimiento y sus contactos.

“Este es un paso para que nuestro país pueda tener lugares de investigación de primera. La Universidad Cayetano fue la primera en apostar por esta propuesta, hay muchos estudiantes que están al mando de laboratorios de primera que pueden ser replicados”, explicó.

Cuando propuse este proyecto tenía muchas esperanzas, espero que en algún momento existan financiamiento respecto a este tipo de ciencia en el Perú, añadió.

Reconocimientos

Ese mismo año fue elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos,  una corporación científica honorífica y asesora del gobierno estadounidense. Sus miembros son elegidos anualmente en base a sus logros en la investigación. Un logro que sin duda lo llena de emoción.

El 2002, recibió prestigiosos premios de Biological Physics Prize, otorgado por la American Physical Society y el Hans Neurath Prize, de la Protein Society.

Además, obtuvo el premio Vilcek 2012, un reconocimiento otorgado a personas nacidas en el extranjero por logros extraordinarios en las artes y las ciencias. 

En la actualidad,  lleva ocho proyectos de investigación, actividad que se suma a las diversas conferencias y ponencias que ofrece por sus importantes aportes en el mundo científico. 

“Si quieres ser científico, créeme cuando te digo que es posible. Si optas por este camino haz realidad tus sueños”, puntualizó.

Carlos Bustamante ha recibido distinciones como doctor honoris de la Universidad Mayor de San Marcos; la Universidad de Chicago y la Universidad de Chile, entre otros importantes centros de estudios. Se destaca su sobresaliente contribución al desarrollo de la ciencia en su más alto nivel, y su trabajo pionero en el estudio de las propiedades moleculares biológicas mediante métodos de manipulación de moléculas individuales. Sin lugar a dudas, un orgullo para el Perú.

6.-Jhosef Arias: De pelar papas a ser propietario de cinco restaurantes en Madrid

Jhosef Arias Salinas vivió en el distrito de San Juan de Lurigancho. Hoy, a sus 34 años, puede decir con total convicción que es el dueño de sus sueños. En la actualidad, dirige un grupo gastronómico conformado por cinco restaurantes suyos en Madrid: Piscomar, Callao 24 , Capón, ADN origen Perú y Humo.

Jhosef nos atiende y hace un flashback de su vida para recordar que su madre, Ana Salinas Jara era una esforzada vendedora ambulante que “paraba la olla”  a la familia.

“He sido criado, prácticamente, en una carretilla. Mi casa era un restaurante donde se vendían picarones y anticuchos. El sostén de mi familia siempre han sido los emprendimientos de comida”, rememora al trasladar inevitablemente sus memorias a esas épocas.

El chef nos dice que en un inicio estaba muy convencido de estudiar ingeniería electrónica, pero un test vocacional le daría un giro total a su vida.

“Estaba preparándome para ingresar, y luego de un test vocacional, me recomendaron estudiar gastronomía. Hasta ese momento ignoraba lo que significaba la gastronomía, no sabía que para cocinar se tenía que estudiar”, afirmó entre risas al evocar sus primeros roces “oficiales” con la pasión de su existencia.

Hace una pausa y enfatiza que su hermana fue un gran soporte para él, pues ella y su madre ayudaron a pagar los gastos que demandaba la carrera.

“Mi hermana fue la primera de la familia en irse a España, y mandaba dinero de Europa para que yo pudiera pagar mis estudios de gastronomía en Lima. Sin ella no sé qué hubiese sido de mí”, manifestó conmovido. 

Los primeros trabajos

Uno de sus primeros trabajos fue en un anticuchería del distrito de Los Olivos. Pelaba papas y ayudaba a preparar las cremas que acompañaban a los anticuchos, rachis, mollejitas y las pancitas.

Posteriormente, trabajó en un restaurante de comida marina en Magdalena del Mar. 

“Ahí realicé mis prácticas, a la tercera semana me contrataron, comencé haciendo chicharrones de pescado, jaleas, ceviches, entre otros”, señala con orgullo.

Trasladarse en combi de su casa en San Juan de Lurigancho tanto a Los Olivos como a Magdalena le demandaban mucho tiempo, pero eso no le importaba. Luego trabajó en otros lugares y su devoción por la cocina y los fogones creció.

Emprendimiento y sabor

Joshef llegó a Madrid el 2009. Decidió unirse a su familia que ya había emigrado.

Para su buena fortuna, empezó laborando en un prestigioso hotel, oportunidad que define como magnífica, puesto que más que un trabajo, fue parte de su formación por un año entero.

Sin embargo, se quedó sin papeles por una estafa con su documentación: En lugar  de derrumbarse, vio esta nueva situación como un empujón para superarse y apostó por el emprendimiento.

Así, el 2013 abrió su primer restaurante Piscomar. Tenía 22 años y la idea de cocinar con bases artesanales originales de Perú.

“No estaba preparado para montar un restaurante,  pero Piscomar me demostró lo contrario. Fue un éxito en su momento, paraba lleno todos los días”, señala.

Dos años después, inauguró el restaurante de comida criolla Callao24, que representa un homenaje en vida a su madre. El sello personal de doña Ana, es el que les da vida a los fogones de su segundo local.

Para el 2017, creó un servicio de catering premium, para llevar los sabores de Perú a todos los rincones de España, y se consolidó como grupo hostelero en Madrid, denominado Grupo Jhosef Arias. 

Al año siguiente creó el restaurante Capón, inspirado en la influencia gastronómica de China y Japón, conocidas como cocina chifa y nikkei, pero con un toque peruano. 

Con esto, demuestra que la tenacidad y la perseverancia son piedras angulares para sacar adelante cualquier emprendimiento. 

Su restaurante ADN origen Perú, representa una innovadora propuesta con un concepto inspirado en los mercados del Perú, donde se crea el origen culinario de la familia del chef.

Dueño de un sueño

Jhosef se considera el dueño de un sueño, pues lo logrado hasta el momento forma parte de aquello que anheló, dibujo y proyectó en su mente, incluso en sus horas menos favorables.

Con mucha convicción, indica que a pesar de las adversidades todo es posible. 

“Vengo de una familia muy pobre, mi casa estaba construida con esteras y mi techo era de plástico. En definitiva, no la he tenido fácil ni al montar Piscomar, pues ahí también sufrí bastante. Me presté de familiares y amigos, y en un año y medio pagué toda la deuda”.

“Para ser una buena persona y tener éxito, hay que ser humilde y saber escuchar”, reflexiona nuestro compatriota dueño de cinco restaurantes y fundamentalmente, de sus más preciados sueños.

Un peruano triunfa en centro de investigación científica top del mundo

7.-La historia de éxito de Juan Carlos Rojas Sanchez

Juan Carlos Rojas Sanchez es un físico peruano, natural de Chepén y licenciado por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Es investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) en el Instituto Jean Lamour, considerado entre los más importantes de Francia y uno de los mejores del mundo.

Me asombra la sencillez de Juan Carlos al admitir que se siente nervioso al ofrecer esta entrevista.

Y claro que sorprende, si proviene de un investigador que ha realizado  más de 50 publicaciones en revistas internacionales.

Además, se ha desempeñado como presidente de sesión en diversas conferencias internacionales y ha obtenido una medalla de bronce en la ceremonia de Talentos del CNRS.

“Nunca es tarde para aprender algo nuevo”, comenta al contarnos que estaba aprendiendo a manejar. “Podré haberme desarrollado en el ámbito académico, pero aún hay cosas que aprender”, añadió con una inocente pero sincera sonrisa. 

Su sencillez simplemente impresiona. Su historia nos dice el origen de esa humildad que lo engrandece aún más como ser humano y profesional de éxito.

De Chepén…

Juan Carlos nació en un pueblo de la costa norte del Perú: Chepén, en La Libertad.  La describe como una infancia feliz en donde la casa y el cariño de sus abuelos eran su mejor refugio. 

En 1987 la familia se mudó a Lima debido a que su papá consiguió trabajo como mecánico.  Así, a una corta edad, 12 años, experimentó lo que significa pasar de un pueblo pequeño a una ciudad inmensa como la capital.

Al inició se instalaron, en la zona de Acho, en el Rímac. La casa de una tía los acogió. “Era muy incómodo, porque éramos seis, mis padres y mis tres hermanos menores, pero no había de otra. Yo no quería mudarme a Lima, quería seguir en mi pueblo”, recordó con nostalgia.

Posteriormente, se trasladaron a San Juan de Lurigancho. Era un terreno descampado, pero propio. Construyeron una humilde casa de esteras y edificaron sus sueños sobre la base de sus carencias.

Fue en el colegio donde conoció a la UNI. Fue a través de sus profesores y compañeros de clase. El nivel de exigencia que demanda esta universidad, lo cautivó de inmediato, y no tardó en hacer de ella su alma máter. Se preparó casi medio año para ingresar y en 1994 logró dicha meta.

“Estoy agradecido con la UNI por toda la enseñanza que me brindó. También con mis profesores y compañeros”, remarcó al indicar que en 1999 obtuvo su bachillerato en Física.

Entre el 2000 y el 2003 fue jefe de práctica en la UNI y en dos universidades particulares.   

Maestría en Argentina

Decidido a cambiar su destino,  postuló a una maestría en Física en el Instituto Balseiro, Bariloche, ubicado en Argentina. “Me becaron y cubrieron casi la totalidad de mis gastos”, dijo muy agradecido. 

Quedó tan impresionado por las oportunidades que se les abría, que postuló a un doctorado en ese centro de estudio, y lo consiguió, acompañado esta vez de su esposa e hijo.

Esta primera experiencia fue el inicio de su carrera como científico fuera del Perú. 

Humildad, por siempre

Luego, postuló al Centro Nacional para la Investigación Científica CNRS/Thales, ubicado en Francia para su posdoctorado. El idioma fue uno de sus problemas más complicados para la adaptación, pero nada fue realmente un obstáculo para detenerlo. 

“A pesar de pasar las cosas por las que pasé llegué, con mucho ímpetu y con muchas ganas de demostrar de qué podía aportar algo grande”, subrayó.

Desde el 2015 hasta la actualidad, es investigador permanente del CNRS, en el grupo de Espintrónica y Nanomagnetismo del Instituto Jean Lamour (IJL), en Nancy, Francia. 

Su creatividad, talento y compromiso con el trabajo permitió que el 2018 fuera designado director del Centro de Competencia de Micro y Nanotecnologías del IJL, MiNaLor.

“A veces no me doy cuenta de las cosas que voy logrando y tal vez está bien que sea así. No me gustaría llegar a perder la humildad”, remarcó al referirse a su trayectoria académica. 

La perseverancia como clave

Además de ser un reconocido investigador, Juan Carlos es docente de doctorado en el Instituto Jean Lamour. Se siente muy contento de ayudar a formar a jóvenes estudiantes, porque de ellos depende el futuro.

Finalmente, Juan Carlos reflexiona sobre los pasos dados y coincide en que la perseverancia fue la clave en su vida, el no rendirse cuando uno realmente sabe lo que quiere. 

“Uno puede tener errores y perdidas, pero la perseverancia es lo que nos hace seguir detrás del sueño y es lo único que nos va a mantener motivados y vivos hacia todas nuestras metas”, se despide a modo de mensaje.

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