SEIS PRESIDENTES ACUSADOS DE CORRUPCIÓN EN 33 AÑOS

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Nuestro país lamentablemente está signado por la corrupción sistemática desde lo más alto del poder político. Contando desde Alberto Fujimori, hasta Martín Vizcarra, incluyendo a Alejandro Toledo, que este domingo llegó al Perú extraditado de Estados Unidos, son seis los mandatarios con procesos judiciales, investigaciones, condenas, destituciones del Congreso, e incluso un suicidio, en el marco de las investigaciones y dentro de los procesos legales que se les siguen por de corrupción.
La política peruana nuevamente está bajo los reflectores de la comunidad internacional por la consecución de los procesos judiciales por corrupción, en este caso el del chacano y alguna vez llamado “sano y sagrado”, Alejandro Celestino Toledo Manrique, con el que son seir en los ya 33 años que enmarcan a seis presidentes salpicados por escándalos de corrupción.
Uno de ellos, Alan García, se suicidó el 17 de abril de 2019 cuando la policía de Lima llegó a su casa para arrestarlo, por las acusaciones de corrupción que pesaban en su contra. García, fue uno de los 4 presidentes consecutivos que habrían recibido millonarios sobornos por parte de la empresa brasileña Odebrecht.
El segundo gobierno de Alan García fue acusado de amañar la contratación del Metro de Lima. Las acusaciones por corrupción contra Alan García, que lo llevaron al suicidio, provienen de su gestión durante su segundo mandato presidencial, del 2006 al 2011. Alan García ya había sido presidente de 1985 a 1990.
De acuerdo con la fiscalía peruana que adelantó el caso, el segundo gobierno de García habría recibido cerca de 24 millones de dólares de parte de Odebrecht, tanto para financiar su campaña a la presidencia, como para beneficiar a los brasileños en la construcción de obras relacionadas con el Metro de Lima y la carretera Interoceánica.
Cuando estas investigaciones avanzaban galopantes en 2018, García pidió asilo político en la embajada de Uruguay, alegando una presunta persecución política. El presidente Tabaré Vásquez se lo negó al argumentar que los poderes institucionales peruanos eran totalmente independientes.
Poco más de 4 meses después de estas declaraciones, Alan García decidió ponerle fin a su vida, a sus 69 años de edad.
Alejandro Toledo
Antes de que Alan García fuera presidente por segunda vez, Alejandro Toledo lo había sido en el período del 2001 al 2006.
Una década más tarde, cuando en enero de 2017 la justicia peruana se aprestaba para ponerle en prisión preventiva durante el curso de las investigaciones de Odebrecht, Toledo escapó a Estados Unidos.
Dos años después, en julio de 2019, fue arrestado a petición del Ministerio Público peruano, pero en marzo de 2020 las autoridades estadounidenses lo liberaron bajo fianza, al considerar un bajo riesgo de escape en medio de la pandemia de Covid-19.
Toledo es pedido por dos procesos en los cuales se le acusa de haber recibido 20 millones de dólares de parte de Odebrecht para la construcción de la carretera Interoceánica sur. La mayor suma de dinero para una sola persona, en los casos de corrupción presidencial del Perú.
Pedro Pablo Kuczynski
Justamente la carretera Interoceánica es uno de los puntos neurálgicos del entramado de corrupción peruano. Durante la presidencia de Toledo, quien fungía como ministro de economía era Pedro Pablo Kuczynski.
Años más tarde, Kuczynski sería elegido presidente para el período 2016 – 2021, pero en menos de dos años al mando fue destituido por el Congreso. En su contra pesó una acusación de haber recibido, en su época de ministro, coimas de parte de Odebrecht, para facilitarle la construcción de la polémica carretera Interoceánica.
El expresidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, cumple prisión preventiva mientras se le investiga por el caso Lava Jato.
Kuczynski también fue relacionado en un proceso de lavado de activos, de manera que la justicia peruana le imputó 36 meses de prisión domiciliaria preventiva, mientras avanzan las investigaciones.
Martín Vizcarra
Tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski el 23 de marzo de 2018, quien lo sucedió fue su vicepresidente Martín Vizcarra.
El caso de Vizcarra es particular porque como presidente disolvió el Congreso en lo que llamó una cruzada contra la corrupción. Pero tras más de dos años en el poder, el propio Congreso lo destituyó luego de adelantar en su contra dos mociones de censura, una primera fallida, y una segunda con aplastante resultado para removerlo de su cargo.
La vacancia o destitución fue argüida por unos presuntos actos de corrupción de cuando Vizcarra fungía como Gobernador de la región de Moquegua. A pesar de que Vizcarra negó dichas acusaciones, el Congreso decidió inhabilitarlo.
Ollanta Humala y Nadine Heredia
Ollanta Humala fue presidente del 2011 al 2016. Actualmente se le investiga por presuntos sobornos que recibió durante los tiempos de campaña electoral.
De acuerdo con la fiscalía peruana y con testimonios de las cabezas directivas de Odebrecht en las que destaca Marcelo Odebrecht, Humala y su esposa, Nadine Heredia, habrían recibido 3 millones de dólares como financiación para la campaña. Por lo pronto, el expresidente y la ex primera dama afrontan el curso de la investigación en libertad.
Alberto Fujimori
Fujimori fue presidente del Perú de 1990 al año 2000. En 1992, propinó un autogolpe de Estado. Intervino el Congreso, las cortes y varias instituciones de manera ilegal. Con mano de hierro y convicción autoritaria gobernó por dos mandatos consecutivos.
En el año 2000, el escándalo de los ‘vladivideos’ sentenció su final. En ellos se pudo constatar una gran cantidad de sobornos que Montesinos pagaba para que diversos funcionarios del gobierno y las altas esferas del Perú, se pusieran a disposición suyo. Sobornos que habrían tenido el consentimiento de Alberto Fujimori.
Actualmente Fujimori, con 84 años, purga prisión en Lima por varios delitos, que no solo atañen a la corrupción, y que le valen 25 años de condena.
De esta manera, tras los procesos de Fujimori, Toledo, García, Humala, Kuczynski y Vizcarra, Perú se muestra en penosa evidencia que en nuestro país existe la corrupción sistemática, pero cabe subrayar que el Ministerio Público no ha cesado en trabajar arduamente para cumplir con sus obligaciones. Aunque la demora en los procesos y trámites legales deslucen los avances, con la extradición de Toledo es un alentador resultado que merece resaltarse. Hasta la próxima semana, mis amigos de Primera.

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