EFICIENTE CORRUPCIÓN

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Foto editorial La PrimeraSólo en los últimos tres años los casos de corrupción que investiga la justicia de Perú aumentaron un 60 por ciento y los más relevantes están vinculados a empresas brasileñas como Odebrecht. Al cierre del año pasado las investigaciones crecieron a 32,925 frente a las 20,563 que había en el 2013, según el último reporte de la Defensoría del Pueblo sobre la corrupción en Perú.

El defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez al respecto imprimió una frase lapidaria y desalentadora que refleja el amplio espectro de la corruptela afincada en el país: “Yo creo si hay algo eficiente en el Perú es la corrupción”. Expresión que al parecer no ha sido escuchada en Palacio de Gobierno, pues hasta el momento el ejecutivo no se ha pronunciado al respecto. Ni el presidente Pedro Pablo Kuczynski, ni el premier Fernanado Zavala, ni la ministra de Justicia Marisol Pérez Tello han dicho absolutamente nada concreto con respecto a la lucha contra de la corrupción. Y eso es gravísimo pues su silencio debilita el estado derecho y la confianza que la población busca encontrar ante un flagelo tan dañino para su desarrollo. Y lo más preocupante es que hacen pensar que no tienen la menor idea de cómo combatir a la corrupción.

Unos 17 años después del escándalo de corrupción que provocó la destitución del expresidente Alberto Fujimori, el país fue remecido a fines del año pasado por la confesión que hizo la constructora Odebrecht de haber pagado 29 millones de dólares entre el 2005 y 2014 para obtener obras públicas.

Ahora otros tres expresidentes, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala son investigados por la fiscalía por presuntamente haber recibido sobornos de empresas brasileñas y esto no parece tener fin, cuando más se investiga más sospechosos aparecen.

El reporte de la Defensoría del Pueblo precisó que de los casos investigados por la fiscalía o la procuraduría anticorrupción, 46 están relacionados a Odebrecht, la mayoría por colusión, cohecho y aprovechamiento indebido del cargo.

La corrupción es probablemente el mayor problema del Perú y afecta a los derechos humanos porque con los S/ 12,000 millones (US$ 3,600 millones) que se pierden cada año en sobornos se podría alimentar a 1,3 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza en el país.

El contralor parece no querer callarse nada por ello dio estos alcances: “Ahora, 17 años después, estamos viendo que poco o nada hemos avanzado”. “Y eso tiene que ver con todo el Estado, no se trata de investigar, juzgar y sancionar, también se trata de evitar y prevenir y allí juega un papel importante el Ejecutivo”. Y justamente la indiferencia cómplice del Ejecutivo la que está levantando grandes sospechas en revelar que sus verdaderas intenciones de este gobierno es dejar las cosas como están. Y ello es gravísimo.

La corrupción se ha enraizado tan profundamente en nuestro país a tal punto que hoy es una problemática que demanda urgentes medidas para erradicarla. Y el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski hasta el momento no demuestra tener la menor intención de combatirla con energía y firmeza. La falta de apoyo económico que demandan las fiscalías anticorrupción y la carencia de una posición clara y frontal ante este cáncer generalizado en el país, y sobre todo en el Estado peruano principalmente, son sumamente preocupantes y crean hasta la sensación de encubrimiento y cierta complicidad por parte del gobierno. Las pérdidas económicas que ocasiona la corrupción en el Perú ascienden casi a los 35 mil millones de soles. Un platal que se va por la cloaca a los bolsillos de los corruptos.

No podemos olvidar que la percepción del Perú como país corrupto sigue cuesta arriba. Con este “nuevo” gobierno, la ciudadanía debe permanecer vigilante para que lo prometido en la lucha contra la corrupción se cumpla. Hay que insistirle al gobierno hasta el cansancio a que se preocupe por convocar a una gran reunión de fuerzas para crear un Plan Anticorrupción Nacional, que contenga iniciativas legislativas y planes concretos de acción anticorrupción para el aparato estatal. No hacerlo es recibido por la opinión pública como una complicidad asolapada hacia la corruptela reinante. Hasta mañana mis amigos de Primera.

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