MENU
Clinton no ha logrado entusiasmar.
Raramente dos precandidatos a la presidencia de Estados Unidos han necesitado más de compañeros de fórmula que Hillary Clinton y Donald Trump.
Los líderes de los partidos Demócrata y Republicano en la carrera a la Casa Blanca en 2016 son inusualmente impopulares a nivel nacional, según sondeos, pese a su éxito con votantes en sus respectivos movimientos políticos. Clinton no ha logrado entusiasmar, mientras que Trump es muy mal mirado entre las mujeres y las minorías encuestadas.
Sus debilidades sólo aumentan la importancia de su candidato a la vicepresidencia, que posiblemente podría ayudarlos a generar apoyo entre segmentos demográficos clave antes de las elecciones de 8 de noviembre, si cada uno de ellos logra la nominación de su partido.
Grupos de interés hispanos están presionando a Clinton para que elija un compañero de fórmula latino. La persona más mencionada, el secretario de Vivienda y Urbanismo, Julián Castro, cuenta con la oposición de activistas liberales que lo acusan de favorecer a empresas de Wall Street en la venta de hipotecas con problemas.
"Estos ataques contra el secretario Castro son completamente infundados (…) y sólo sirven para hacer que nos enfrentemos unos a otros", comentó Cristóbal Alex, presidente del Latino Victory Fund, un grupo de interés no partidista que está presionando para la elección de un candidato a vicepresidente latino.
El estratega demócrata Joe Velásquez, que respalda a Clinton, dijo que un compañero de fórmula hispano podría hacer la diferencia en estados indecisos, como Florida, Colorado, Nevada y Virginia, que tienen grandes poblaciones latinas.
Trump ha manifestado su preferencia por un funcionario que detente un cargo público en vez de un neófito como él y ha mencionado específicamente al gobernador de Wisconsin Scott Walker, al senador por Florida Marco Rubio y al gobernador de Ohio, John Kasich. Todos ellos han rechazado la idea.
