El Perú tiene muchos problemas que detienen o atrasan su crecimiento. Problemas de corrupción, inseguridad y crecimiento económico entre otros. Pero el más grave, y que podría ser el de mayor importancia en estos momentos pre electorales, es la crisis de confianza que existe en el País. La confianza es una virtud que está en peligro de extinción en el país a todo nivel.
El 19% que reflejan las encuestas en el ítem de no sabe/ no opina, el voto en blanco / viciado es el reflejo de la desconfianza popular en la clase política. La desconfianza se traduce como la inseguridad que siente el ciudadano por ser engañado con falsas promesas por algún candidato. Es que ha acumulado a lo largo de su vida electoral una lista larguísima decepciones que pareciera no tener fin. Siente que ha sido estafado por cada candidato que ayudó a consolidarse como autoridad. Se siente herido, defraudado y sin fe en las palabras y en las promesas.
Creo que estamos atravesando una crisis de confianza gravísima. El discurso político (del gobierno y de la oposición). No sintoniza con la realidad en la que estamos inmersos. Vivimos en la sociedad de la información, pero pocas veces hemos estado tan desinformados y tan poco sabedores de lo que es verdad y de que es mentira. La información se ha convertido en espectáculo. Se proponen modelos escasamente edificantes. El discurso moral se ha debilitado y las ideologías han perdido vigor. El individualismo se ha adueñado de la sociedad. Los telediarios están llenos de muertes, robos, corrupción, y violaciones. Todo eso daña la confianza.
Creo que esta sociedad moderna y pretendidamente democrática necesita recuperar un discurso basado en la confianza. La confianza es una necesidad emocional que nos permite relacionarnos de forma sana con los demás: con las personas, con las organizaciones, con los gobiernos. No podemos vivir instalados en una desconfianza radical. La sociedad no funcionaría si no existe un mínimo de confianza en los demás. Necesitamos confiar en que el médico nos curará, en que el profesor nos evaluará justamente, en que la policía nos defenderá, en que la comida servida en el restaurante está en buenas condiciones y en que el juez no estará corrompido si tiene que juzgarnos… Necesitamos confiar en nuestra familia, en nuestra pareja, en nuestros hijos, en nuestros amigos.
Si tenemos confianza en los demás es, probablemente, porque también confiamos en nosotros mismos. La persona desconfiada tacha de ingenua o de boba a la que confía. Para salir de esta crisis es preciso reactivar la confianza. En nosotros mismos, en los demás y en las instituciones. Lo cual supone mejorar la autoestima y trabajar por la mejora de las relaciones y el desarrollo de los valores democráticos.
Por lo que en esta época electoral, en la que se define entre dos candidatos el futuro presidente del Perú debemos meditar y optar por la mejor opción política con fe y entrega, además de comprometernos en hacer nuestra parte para aportar algún beneficio a nuestro país. El Perú cambiará para mejor, desde el momento en que nosotros decidamos ser mejores personas, mejores ciudadanos. Hasta mañana mis amigos de Primera.