LA FRANJA DE GAZA HECHA UN POLVORÍN

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La Franja de Gaza se ha convertido en el epicentro del conflicto palestino-israelí. Una tierra que jamás podrá vivir en paz según las sagradas escrituras y que hoy en pleno siglo XXI se desangra por odios y fanatismos históricos, que tratare de interpretar en estas líneas.
El pasado de la Franja de Gaza se remonta a la época de los filisteos, hace aproximadamente 3 mil años, manteniendo la ciudad de Gaza su nombre a lo largo de la historia. Durante el siglo XX, la Franja fue una provincia del Mandato Británico de Palestina entre 1917 y 1948.
La Franja de Gaza, situada en la costa oriental del mar Mediterráneo, alberga a una población de 2,3 millones de habitantes viviendo en un área de tan solo 365 km², poco más del doble del área de nuestra Provincia Constitucional del Callao.
De esta población, 1,5 millones son refugiados palestinos, herencia del conflicto árabe-israelí que ha perdurado por más de siete décadas.
Aproximadamente el 80% de la población de Gaza depende de la ayuda internacional, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, y cerca de un millón de personas requieren asistencia alimentaria diaria. El bloqueo impuesto por Israel desde 2007 ha afectado gravemente la movilidad de entrada y salida de la Franja, así como la capacidad para comerciar.
La situación actual en la Franja de Gaza es el resultado de tensiones políticas y militares prolongadas entre Israel y las facciones palestinas, principalmente Hamás. En junio de 2007, tras la victoria de Hamás en las elecciones, Israel impuso un bloqueo sobre Gaza que ha tenido un efecto devastador en la economía local y en las condiciones de vida, con una tasa de desempleo que supera el 50%.
En los recientes sucesos, el 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó la “Operación Tormenta de Al Aqsa” desatando un conflicto renovado con Israel. Esta escalada ha resultado en innumerables bombardeos y más de 1.600 víctimas mortales entre ambos bandos, además de causar la huida de civiles en busca de refugio y el secuestro de rehenes.
La comunidad internacional, a través de organismos como la Agencia de la ONU para Refugiados Palestinos (UNRWA), sigue brindando asistencia a los habitantes de la Franja de Gaza, aunque la resolución del conflicto subyacente sigue siendo esquiva. La reciente violencia reitera la necesidad de una solución duradera que atienda las raíces del conflicto y ofrezca un camino hacia la paz y la estabilidad en la región.
El comandante militante de Hamás, Mohammed Deif, ha instado a los palestinos y otros árabes a unirse a la operación militante para “barrer la ocupación [israelí]”.
Israel sin duda ve el potencial para una guerra que podría abrirse en múltiples frentes. Un escenario peor sería que pudiera involucrar al poderoso grupo militante libanés, Hizbulá. El domingo último, Hizbulá lanzó una serie de misiles y proyectiles hacia el norte de Israel, sin causar bajas.
El ejército israelí ha ordenado un masivo reforzamiento de tropas. Además de sus intensos ataques aéreos en Gaza, ha indicado que está planeando una operación terrestre allí.
La ONU cifró en más de 423.000 los desplazados en la Franja. Además, el presidente egipcio, Abdelfatah al-Sisi, declaró que su país está dispuesto a asegurar el paso de ayuda humanitaria para la población civil de la Franja de Gaza, sin embargo, agregó que se encuentra renuente a facilitar la creación de un corredor humanitario para la salida de los gazatíes, llamando a que se “mantengan firmes y en su tierra”.
Lo cierto es que a estas alturas la “civilización” humana mantiene un empecinamiento en asesinarse mutuamente, so pretextos, históricos, religiosos, geográficos y políticos. Pero lo real es que detrás de toda está gran e irreparable pérdida de vidas humanas, los grupos de poder que dominan el oligopolio del gran negocio de la fabricación y ventas de armas, continúan lamiéndose los pulgares para seguir contando los billetes manchados con sangre, que le produce su mortal negocio. Gandhi dijo, sobre la venganza y las guerras: “ojo por ojo y el mundo acabará ciego”. Al parecer, lamentablemente, la paz en el mundo no está a la vista. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.

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