LESA CULTURA: Conoce hallazgos arqueológicos en Perú que con reglamento de nueva ley la Ministra de Cultura pone en peligro (VIDEO)

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La chacana más antigua de Sudamérica, las maquetas a escala en Caral, el Señor del Mar, entre otros

La arqueología peruana no deja de revelarnos episodios trascendentales de nuestra historia primigenia con paulatinos hallazgos en diversos lugares de nuestro país. Y este 2023 se han dado a conocer importantes resultados de investigaciones en las provincias de Barranca y Huaral donde vienen trabajando de manera denodada equipos liderados por destacados arqueólogos nacionales con el valioso apoyo de colegas de otros países.

A continuación, repasemos cuáles son los descubrimientos arqueológicos registrados este año en provincias del departamento de Lima.

Templo del periodo Formativo en forma de U en Huaral

En febrero de este año, un equipo de investigadores liderados por el arqueólogo Pieter Van Dalen Luna encontró en el valle de Chancay, a una hora y media de Lima, restos de un templo en forma de letra “U” que tendría 3,500 años de antigüedad y es uno de los templos ceremoniales del periodo Formativo andino más grandes de la Costa central peruana.

Sepultado por toneladas de piedras del tipo de cantos rodados (circulares), el denominado templo en “U” de Miraflores, descubierto por el equipo de arqueólogos, está situado en la margen izquierda del valle bajo del río Chancay, en el distrito de Aucallama, provincia de Huaral, región Lima. 

Según el arqueólogo Van Dalen, este tipo de edificaciones fueron sitios ceremoniales con disposición en “U”, conformadas por una estructura piramidal central y dos edificaciones alargadas, en algunos casos articuladas con la edificación central. 

Tras el abandono del sitio, dijo, este fue cubierto con piedras y muchos de sus recintos fueron destruidos, siendo ocupado por la cultura Chancay (1000-1470 d. C.), cuyos habitantes lo utilizaron como áreas de enterramiento ocasional y las tumbas las elaboraron con las mismas piedras (cantos rodados) dejadas en la zona.

“La ejecución de este proyecto de investigación es trascendente debido a que permitirá conocer la importancia que tuvo este sitio ceremonial hacia el primer milenio antes de Cristo, en el contexto del valle de Chancay, quiénes lo ocuparon y con qué fin”, informó Van Dalen.

Las investigaciones, que dirige el también docente sanmarquino del Departamento Académico de Arqueología, de la Facultad de Ciencias Sociales, son las primeras de su tipo que se efectúan en la zona del norte de Lima.

“Estamos seguros de que en las próximas semanas reportaremos importantes hallazgos, que contribuirán al mejor entendimiento de este sitio arqueológico temprano con arquitectura monumental”, concluyó.

Señor del Mar en Macatón

En febrero de este año, el arqueólogo Pieter Van Dalen y su equipo de investigación volvió a protagonizar un nuevo hallazgo arqueológico al descubrir restos humanos de hace más de 800 años de antigüedad en el sitio arqueológico funeraria de Macatón, ubicado en la provincia de Huaral, región Lima 

Precisó que se trata de los restos de dos individuos adultos y un neonato, pertenecientes a la cultura Chancay, del periodo intermedio tardío (1000-1550 d.C). Sostuvo que el niño y uno de los adultos se encuentran dentro de fardos funerarios o envolturas textiles, aún sin abrir; y según los investigadores se tratarían de una madre y su hijo. En tanto que el otro individuo adulto se halló expuesto en estado esquelético con sus fardos rasgados por acción de los huaqueros.

Pieter Van Dalen reveló que se trataría de un entierro múltiple ocurrido durante el 1200 d.C. o más, y los difuntos habrían pertenecido a un estrato social bajo de la cultura Chancay.

Macatón es uno de los más importantes y extensos cementerios de la cultura Chancay, ubicado en el valle bajo de Chancay, a cinco kilómetros al sur de la ciudad de Huaral, en el centro poblado El Ángel, a una hora y media en auto desde el centro de Lima.

En este hallazgo arqueológico también destaca el denominado “Señor del Mar”, un personaje de élite de la cultura Chancay. “Esta es la tumba de mayores características y de mayor envergadura descubierta hasta ahora. Fue encontrada en una tumba de siete metros por lado y siete metros de profundidad, lo que nos hace ver que se trataba de un personaje de alto estatus”, refirió. 

Junto con las osamentas de esta autoridad local fueron encontrados materiales asociados a su jerarquía como vasijas de arcilla que contenían restos de alimentos que fueron incluidas en el ajuar funerario como parte del ritual mortuorios. Asimismo, se apreció la presencia de objetos, como un remo hecho de madera, que permiten asociar su quehacer en vida con la actividad pesquera.

“Se trataría de un personaje de élite, un curaca, que dirigía a un importante segmento de la población pesquera aquí”, subrayó Van Dalen.

El Señor del mar estaba enterrado junto con otras personas que al perecer eran familiares y sirvientes que eran sacrificados para acompañarlo hacia su descanso eterno. Se trataba de una práctica frecuente en las culturas prehispánicas.

“Muchas veces, las personas querían acompañar a sus líderes en ese viaje al mundo de los muertos, y por ello sus familiares y sirvientes eran sacrificados y enterrados junto con él”, remarcó.

Van Dalen sostuvo que esta autoridad prehispánica no sería la única que estaría enterrada en esta área funeraria de 50 hectáreas, puesto que existen centros urbanos próximos en el valle de Chancay cuyas autoridades político-religiosas y población también habrían tenido como última morada ese gran centro de enterramiento.

En entrevista con la Agencia de Noticias Andina durante una visita al mencionado sitio arqueológico, Van Dalen Luna indicó que los centros urbanos prehispánicos más próximos al cementerio de Macatón son Piquillo Chico, en el valle medio del río Chancay; así como Huaral viejo, lamentablemente destruido, y Pancha la huaca que se encuentra al este del camposanto precolombino. 

“Es posible encontrar tumbas de otros personajes de alto estatus (como el Señor del mar) que formaban parte de la cultura Chancay, una cultura naturalista que representaba elementos naturales de su medio circundante en la cerámica, los textiles y otros materiales culturales”, manifestó.

La “Chacana” o cruz andina más antigua de Sudamérica

El equipo dirigido por el arqueólogo Pieter Van Dalen volvió a ser noticia en marzo de este año cuando descubrió un templo de alrededor de 4,000 años de antigüedad en el valle de Chancay, provincia de Huaral, región Lima, que atesora en uno de sus frisos una cruz andina que, de estar completa, tal y como sospechan los expertos, sería la evidencia más antigua en Suramérica de una “chacana”, nombre con el que son conocidas.

El equipo dirigido por el arqueólogo Pieter Van Dalen volvió a ser noticia en marzo de este año cuando descubrió un templo de alrededor de 4,000 años de antigüedad en el valle de Chancay, provincia de Huaral, región Lima, que atesora en uno de sus frisos una cruz andina que, de estar completa, tal y como sospechan los expertos, sería la evidencia más antigua en Suramérica de una “chacana”, nombre con el que son conocidas.

Este hallazgo revelaría, según Van Dalen, que hubo una ocupación aimara hace 3,000 o 4,000 años en la costa central del Perú y que luego dicha población migró hacia el altiplano para asentarse permanentemente en lo que hoy es el departamento de Puno y el vecino país de Bolivia.

Este centro ceremonial en forma de letra “U” se ubica en la margen izquierda del valle bajo del río Chancay, dentro del sitio arqueológico de Miraflores, en la provincia de Huaral, a unos 95 kilómetros al norte de Lima.

El sitio arqueológico debe su nombre a que se encuentra dentro del centro poblado Miraflores, que pertenece al distrito de Aucallama, en la provincia de Huaral del departamento de Lima. Se ubica exactamente en la margen izquierda del valle bajo del río Chancay, a un kilómetro y medio de distancia de dicho río y junto a la carretera que va hacia el centro poblado de Miraflores. Desde la ciudad de Huaral se encuentra a 15 minutos en automóvil.

La distancia del sitio arqueológico al centro poblado de Miraflores es de aproximadamente 2 kilómetros, lo que ha permitido que el lugar se mantenga con buen estado de conservación, con el apoyo de la propia población, destacó.

Van Dalen explicó que el sitio arqueológico Miraflores es un templo o centro ceremonial que es característico del periodo Formativo, donde residía la clase sacerdotal y que recibía a mucha población que acudía a rendir culto a las divinidades de entonces. 

El templo de Miraflores tiene el mismo diseño de otros templos del periodo Formativo en la Costa central como Garagay (San Martín de Porres), Huacoy (valle del río Chillón), La Florida (Rímac), Cardal (Lurín), Mina Pérdida (Pachacámac), San Jacinto (Huando), Las Salinas (Pasamayo), entre otros. El área de distribución de estos recintos va desde Huaura por el norte hasta Mala por el sur, refirió.

Indicó que algunos de estos centros ceremoniales continuaron desarrollándose, incluso en paralelo con la cultura Chavín, considerada por Julio C. Tello como la matriz de las culturas del antiguo Perú. 

“Se trata de templos que fueron construidos por la población local, donde se organizaba el sistema de culto y llevaban el excedente productivo a fin de sostener a la clase sacerdotal dirigencial”, anotó.

La organización de la población local posiblemente haya sido a nivel de ayllus y una cantidad de ayllus al parecer tenía su templo en forma de “U”, lo cual aún no se ha definido muy bien, aseveró Van Dalen, al destacar que Miraflores y San Jacinto son los templos en forma de “U” más grandes de la Costa central, incluso de mayor dimensión que Garagay. 

“Se piensa que Miraflores pudo albergar durante las celebraciones religiosas a miles de personas que llegaban de todos los rincones del valle para participar en estas actividades que se realizaban en el interior, sobre todo en la plaza que se encuentra en medio de los montículos”, estimó. 

El arqueólogo precisó que el sitio de Miraflores tuvo ocupaciones posteriores en periodos prehispánicos tardíos, como la protagonizada por la cultura Chancay (1,200 y 1,470 d. C.). En ese sentido, dijo que, en las próximas semanas, conforme avancen las excavaciones, se tendrá material que permita establecer características de la cerámica, secuencias culturales y otros aspectos.

Van Dalen refirió que la investigación que vienen desarrollando en Miraflores es pionera y se produjo luego de realizar en los últimos años prospecciones arqueológicas que llevaron a identificar el sitio y, a partir de allí, se hicieron los trabajos de planimetría, elaboración de los informes preliminares y se determinó que se trataba de un templo en “U” por sus características y que no había sido trabajado a partir de la revisión de los antecedentes.

Si bien el financiamiento de este proyecto arqueológico proviene esencialmente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Van Dalen indicó que tiene prevista una reunión con las autoridades de la Municipalidad Distrital de Aucallama y de entidades públicas y privadas para conseguir mayor presupuesto y con ello garantizar sostenibilidad y continuidad a esta importante investigación arqueológica.

El equipo que lidera Pieter Van Dalen está conformado por 13 investigadores, entre licenciados, bachilleres y estudiantes de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Nuevos hallazgos en Rupac redefinen su antigüedad

En junio de este año, el arqueólogo Pieter Van Dalen Luna reveló que la ocupación del sitio arqueológico Rupac, situado en la zona altoandina de la provincia de Huaral, al norte de Lima, se remonta a hace 2,000 años y no a 1,000 como se pensaba hasta ahora, como lo evidencian recientes hallazgos que cambian el panorama cultural que se tenía sobre este complejo urbano preínca.

“Las excavaciones permitieron recuperar una serie de contextos importantes que cambian el panorama cultural sobre el sitio de Rupac. Antes de pensaba que este sitio fue construido hacia el año 1,000 de nuestra era. Ahora tenemos evidencia que este sitio tiene una ocupación de hace 2,000 años; es decir, desde el año cero de nuestra era en adelante”, reveló Van Dalen, director del proyecto de investigación arqueológica Rupac, en entrevista con la Agencia de Noticias Andina. 

El sitio arqueológico Rupac se sitúa en lo alto de una gran montaña a 3,580 metros sobre el nivel del mar, dentro de la jurisdicción de la comunidad campesina de San Salvador de Pampas, en el distrito de Atavillos Bajo, provincia de Huaral del departamento de Lima.

Van Dalen Luna explicó que la zona donde se desarrolla la investigación arqueológica comprende los sectores Rupac como área nuclear; Corcopa, que se ubica a dos horas de camino más arriba y el cerro Chuquimango, ubicado en la cima del flanco montañoso andino a 4,800 metros de altitud y que fue el apu tutelar o divinidad más importante de las poblaciones que ocuparon Rupac, entre las que destacaron los Atavillos.

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El arqueólogo refirió que las excavaciones, iniciadas en junio de 2022, duraron cinco meses y comprendieron intervenciones en el exterior e interior de las construcciones de piedra de siete metros de alto y de forma cuadrangular y que presentan una serie de cámaras internas. Sin embargo, este proyecto pionero en el estudio arqueológico de Rupac tuvo una primera etapa de prospección en 2015, precisó.

Entre los hallazgos destacan osamentas de los pobladores de Rupac que muestran cómo eran enterrados en posición sentada al interior de las cámaras funerarias ubicadas en los recintos y cuyas puertas de ingreso eran cubiertas. “En ciertas épocas del año, los esqueletos eran extraídos de las tumbas para fines de culto a los ancestros que era una actividad muy difundida en esta zona porque significaba estar en contacto con los antepasados y generar bienestar social”, manifestó.

Pieter Van Dalen dio a conocer también que los restos óseos analizados en esta investigación arqueológica evidencian que hubo “violencia social” no solo con otros grupos humanos mediante guerras, sino también dentro de la misma población de Rupac.

“Hay signos de mucha mortandad infantil como contusiones, golpes y otros episodios de violencia. Ello diferencia a Rupac de otras culturas vecinas de la costa como Chancay, que en ese tiempo vivían en paz”, puntualizó.

Agregó que en las excavaciones se encontró evidencias de las relaciones que hubo entre las culturas de Atavillos y Chancay, que fueron sus contemporáneos y vecinos.

En las excavaciones se hallaron también objetos metálicos elaborados en plata, cobre y aleaciones que estaban enterrados en chullpas y otras estructuras funerarias asociadas, pertenecientes a la cultura de Atavillos, que ocupó Rupac desde el año 1,000 hasta la llegada de los españoles.

“Este territorio de Atavillos fue una zona de alta producción metálica que fue aprovechada al máximo por la sociedad de entonces”, dijo.

Asimismo, se encontró cerámica fragmentada en grandes cantidades, algunas tablillas de cerámica decorada de la época de ocupación inca, así como artefactos líticos para producir objetos metálicos, textiles y cerámica, además de objetos domésticos para preparación de alimentos. 

“Esto nos indica que hubo talleres artesanales en el interior de Rupac, donde se elaboraban vasijas y también elementos metálicos como prendedores, vinchas y otros adornos metálicos personales. También hemos encontrado algunos adornos hechos de cuarzo, láminas de metal correspondiente a pectorales, entre otros objetos”, detalló.

Comentó que los primeros ocupantes de Rupac fueron poblaciones de agricultores y ganaderos que se establecieron en la zona y que interactuaron con pueblos de la costa –principalmente con la cultura Lima, como lo evidencian vestigios de cerámica- y de la Amazonía peruana, como lo muestran objetos elaborados con plumas de aves oriundas de la selva. 

“Sin embargo, hacia el año 800 de nuestra era la sociedad en Rupac se complejiza y surge una entidad sociopolítica conocida como Atavillos cuya ocupación se extendió hasta el año 1450 cuando fueron dominados por los incas. Luego hubo un segundo periodo de dominación incaica hasta 1533. Y finalmente, hubo un último periodo bajo la dominación española, de 1533 a 1550 aproximadamente, cuando todos los sitios son desocupados mediante la ley de reducción de pueblos indígenas impuesta por la autoridad virreinal”, sostuvo.

La población de Rupac se trasladó no muy lejos de allí donde se fundó la localidad de San Salvador de Pampas, que en 1589 recibió la visita del entonces arzobispo de Lima, Toribio de Mogrovejo, quien bautizó a los habitantes tal como lo consigna el propio prelado en su libro de visitas pastorales.

Van Dalen Luna refirió que tras culminar la fase de excavaciones en noviembre de 2022 y dar a conocer lo descubierto con motivo de la celebración de los 24 años de reconocimiento a Rupac como Patrimonio Cultural de la Nación, se espera la disposición presupuestal de parte de las entidades correspondientes (municipalidad y la comunidad) para continuar con la investigación en Rupac.

“Somos los primeros en desarrollar la investigación arqueológica en este sitio tan emblemático y esperamos continuar en una tercera temporada”, expresó al referir que en este proyecto de investigación arqueológica participan cerca de 40 personas entre licenciados, bachilleres y estudiantes de arqueología de diversas universidades nacionales y privadas del Perú.

Precisó que los trabajos de investigación en 2015 fueron financiados por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, casa de estudios de la cual es docente Van Dalen; pero a partir de allí se buscó fondos y se obtuvo financiamiento de parte de Tv Tokio de Japón para continuar con una segunda etapa de excavación y análisis en el periodo junio-noviembre 2022.

Van Dalen destacó también que está en desarrollo un trabajo de puesta en valor de Rupac y se está coordinando con el Ministerio de Cultura para realizar la restauración y continuar con las investigaciones en este sitio arqueológico.

Añadió que toda la información detallada sobre estos hallazgos en Rupac será presentada en una ponencia en el Congreso Nacional de Arqueología que organiza el Ministerio de Cultura y que se desarrollará en agosto de este año. 

El arqueólogo subrayó que los trabajos de puesta en valor en Rupac son muy importantes para fortalecer su condición de atractivo turístico que beneficia especialmente a la población de la comunidad campesina de San Salvador de Pampas, en cuyo local comunal se construyó un centro de interpretación.

El sitio arqueológico de Rupac fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación el 25 de junio de 1999. Del mismo modo, la también denominada “Ciudad de fuego” cuenta con otro reconocimiento del Estado: el Congreso de la República la declaró de interés nacional prioritario en el año 2017. 

Para visitar esta importante ciudadela preínca desde Lima hay que viajar por tierra hasta la ciudad de Huaral, distante dos horas de Lima. Desde allí se aborda un colectivo con dirección hacia la localidad de San Salvador de Pampas en un recorrido que dura alrededor de tres horas y media. Desde allí se inicia una caminata de 6 kilómetros hacia Rúpac, trayecto que demanda aproximadamente cuatro horas, dependiendo del estado físico de la persona.

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Maquetas a escala en Caral

Los hallazgos e investigaciones en la zona arqueológica Caral, ubicada en el valle del Supe, provincia de Barranca, región Lima, y considerada como la más antigua y organizada civilización de América, mostraron nuevamente al mundo la capacidad constructiva de los antiguos peruanos.

En setiembre de este año se reveló el hallazgo de una maqueta a escala, conservada casi a la perfección, y descubierta durante los trabajos arqueológicos realizados en el asentamiento El Molino, ubicado en el centro poblado del mismo nombre, que está situado en la margen derecha del río Supe, en la carretera que lleva a la Ciudad Sagrada de Caral.

Es una maqueta que tiene representaciones de edificios piramidales con una plaza circular, una escalera principal y plataforma superpuestas. Este hallazgo significa que la civilización Caral tenía conocimiento de la planificación urbana.

La explicación la hizo el arqueólogo David Palomino Olivos, quién declaró en exclusiva a la Agencia Andina, que el hallazgo de la maqueta representa todo un hito en los trabajos arqueológicos que se hacen desde hace 29 años en la civilización Caral liderados por la doctora Ruth Shady.

Este hallazgo significa que el desarrollo urbano en el antiguo Perú estuvo relacionado también con la planificación urbana, es decir se trata de un diseño predeterminado antes de las construcciones que hemos encontrado en la ciudad capital, el litoral y en esta parte del valle de Supe“, manifestó.

Palomino Olivos precisó que se trata de cuatro maquetas encontradas en sector C-1, de uno de los tres edificios que conforman el asentamiento El Molino, y solo una de las cuatro está en muy buen estado, en tanto, las otras tres, sí están afectadas por el paso del tiempo.

El investigador acotó que las tres maquetas deben haber tenido las mismas características y estructura de la que está en buen estado, pero que su estado de conservación no se ha preservado.

Durante las excavaciones que se estaban realizando en la parte superior del edificio piramidal en El Molino, se ha encontrado, en la parte posterior del salón ceremonial, lo que corresponde a la representación de una maqueta de un centro urbano que puede haber sido replicado en este asentamiento así como en otro, es decir esta escala ha debido ser trasladada a dimensiones mayores“, aseveró.

El arqueólogo detalló que por los elementos arquitectónicos y características que representa la maqueta, debe haber sido aplicada en El Molino “porque contiene una plaza circular y recintos en la parte superior (del edificio) que tienen esquinas curvas, que es también característico del asentamiento El Molino“.

Sostuvo que el modelo de la maqueta también puede haber sido replicado en Caral porque refleja también una plaza circular, plataformas y también un conjunto de edificios ordenados en un espacio central.

Para el arqueólogo, la maqueta tiene todas las características  de lo que corresponde a los diferentes centros urbanos de la civilización Caral.

Agregó que la antigüedad del prototipo descubierto está dentro del desarrollo de Caral, es decir entre 3000 a 1800 años antes de Cristo.

David Palomino refirió luego que las maquetas fueron descubiertas entre el año 2017 a 2018 en el marco de las excavaciones que iniciaron en el año 2012 en El Molino, como parte del programa Puesta en Valor y recuperación de los monumentos arqueológicos.

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Al respecto, reseñó que la excavación de la maqueta ha sido un proceso lento, minucioso y de estudio además de la preservación y conservación.

Es un trabajo largo y detallado que hasta la actualidad continúa porque en estos casos hay que hacer los estudios e investigaciones respectivas para determinar la temporalidad y lo que representa, ello demanda tiempo“, enfatizó al destacar nuevamente la importancia del hallazgo.

En ese aspecto, mencionó que se debe tener en cuenta que el asentamiento está rodeado de viviendas modernas y para evitar avances urbano, se iniciaron las excavaciones pero también, en el marco de la política que se aplica en todo Caral, se involucra a los habitantes de El Molino en diversas labores en que se les requiera.

Deben ser los primeros defensores de El Molino“, apuntó el arqueólogo al informar también que se están tomando las precauciones del caso para proteger el sitio arqueológico de las lluvias ante la presencia del Fenómeno El Niño.

Indicó que el Ministerio de Cultura ha dispuesto una partida económica para todo Caral y que en el caso de El Molino se va a instalar un techo con canaletas para hacer discurrir el agua y evitar se dañen las excavaciones entre ellas las maquetas.

Fardos funerarios en Barranca

Un importante hallazgo de 18 fardos funerarios por parte de un equipo independiente de arqueólogos peruanos y polacos en el sitio arqueológico prehispánico Cerro Colorado, ubicado en la provincia limeña de Barranca, fue dado a conocer al mundo en noviembre de este año.

El arqueólogo peruano Plinio Guillén, director del Programa de Investigación Arqueológica Los valles de Barranca, quien viene trabajando desde 2022 en el sitio arqueológico Cerro Colorado junto a un equipo de arqueólogos peruanos y especialistas del Programa Nawa del Ministerio de Ciencia de Polonia, precisó en entrevista con la Agencia de Noticias Andina que, del total de fardos descubiertos hasta ahora, doce corresponden a neonatos o recién nacidos y otro a una mujer de unos 26 años, los cuales procederían de los valles de Fortaleza, Pativilca y Supe.

“Los resultados preliminares sobre los hallazgos del año pasado nos han permitido saber que Cerro Colorado fue ocupado durante 3,500 años. Hemos tenido fechado radiocarbónico de 2,400 años antes de Cristo, lo que significa que existe un edificio contemporáneo a Caral. Posteriormente ha habido otro tipo de ocupaciones en este lugar en distintas épocas como Chavín, Huari y Chancay”, subrayó en entrevista con la Agencia de Noticias Andina.

Respecto a los fardos funerarios descubiertos, Guillén indicó que el hallazgo de 12 fardos funerarios que corresponden a neonatos o recién nacidos, lo que llama la atención sobre una tasa bastante grande en la mortalidad de bebés en ese entonces.

“Hasta ahora suman 18 fardos funerarios descubiertos, de los cuales doce corresponden a neonatos o recién nacidos. Esto nos llama mucho la atención porque nos hace referencia a una tasa de mortalidad de bebés bastante grande. Y surgen preguntas si hubo una condición social o ambiental que habría generado particularmente la muerte de esta cantidad de bebés. El equipo de antropología física ya retornó a Polonia y los fardos serán analizados el próximo año para intentar responder esta y otras preguntas”, manifestó.

Guillén afirmó que es casi imposible determinar el sexo de los neonatos debido al poco desarrollo de los huesos que contienen los marcadores que los especialistas evalúan para determinar aspectos fundamentales de la persona como su sexo.

El arqueólogo no descarta que se descubran más fardos funerarios y osamentas humanas, dado que de las 10 hectáreas que comprende aproximadamente el sitio arqueológico Cerro Colorado, apenas se ha excavado el 0.06 %.

Además de los fardos funerarios, los arqueólogos hallaron la primera vasija de cerámica contextualizada, que arrojará información muy importante sobre la cultura de la época.  

Guillén explicó que el hallazgo de estos fardos funerarios es muy importante porque revela que Cerro Colorado es un lugar religioso y sagrado donde hace 1,000 años aproximadamente la población del valle de Barranca buscaba colocar ofrendas y se enterraba a personas. Era contemporáneo de las culturas Wari y Chancay

“Hay ocupación más antigua, pero en específico estos fardos funerarios corresponderían a esa época. Suma a nuestra hipótesis el hecho de haber encontrado en las excavaciones hechas el año pasado arquitectura y edificios que son la época de Caral y edificios con muros de adobe que son de épocas posteriores que podrían estar asociados a la época en que se realizaron esos entierros. Hay arquitectura monumental que no está completamente expuesta. Hay algunas de ellas que han sido destruidas lamentablemente por el acondicionamiento del mirador donde se encuentra la efigie del Cristo redentor de Barranca”, comentó.

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El director del Programa de Investigación Arqueológica Los valles de Barranca remarcó que Cerro Colorado sintetiza a historia prehispánica, no solo de la ciudad de Barranca, sino de toda la provincia de Barranca y habría sido parte de un conjunto de lugares sagrados religiosos como lo fue también el cerro La Horca que se ubica un poco más al norte, en el distrito de Paramonga.

“Hay una continuidad de uso en este lugar, pero a la vez hay evidencia de arquitectura monumental, que es lo que habría caracterizado este sitio a lo largo de los 3,500 años que nosotros planteamos que habría estado en uso”, subrayó.

“Estamos realizando excavaciones en dos sitios específicos. Uno es El Porvenir, en el valle de Fortaleza, y otro es Cerro Colorado, en el valle de Pativilca, específicamente en la actual ciudad de Barranca que se constituye en un balneario”, comentó.

Guillén dio a conocer que en el sitio arqueológico El Provenir se hicieron dos excavaciones puntuales. Uno de ellos es un cementerio prehispánico que, lamentablemente, se encuentra deteriorado por el huaqueo o extracción informal y actualmente ilegal del patrimonio cultural enterrado allí. 

“Hemos podido recuperar información que vamos a procesar sobre las condiciones de vida que, a partir del análisis que se está realizando de los huesos encontrados allí. También hemos podido intervenir una plaza circular que es contemporánea con Caral y que ya había registrado en 2003”, dijo.

Guillén anunció que este fin de semana culminará la temporada de excavaciones, aunque continuará el trabajo de campo dado que otro de los objetivos de esta temporada es registrar algunos sitios arqueológicos ubicados en quebradas que podrían estar en riesgo si se activan las quebradas y ocurren huaicos debido a las lluvias que genera el fenómeno El Niño.

“Queremos registrarlos en mapas elaborados con la ayuda de drones ahora antes del inicio de la temporada de lluvias y vamos a volver en marzo del 2024 para verificar si alguno de estos sitios arqueológicos en riesgo sufrió alguna afectación. De esta manera estamos tratando de ampliar nuestras intervenciones, no necesariamente excavando sino con registros que también van a sumar información para tener más conocimiento sobre este lugar. Luego de ello nos queda el trabajo de gabinete que nos requiere más tiempo”, dijo.

El arqueólogo afirmó que la protección de Cerro Colorado ante eventuales lluvias por El Niño está garantizada gracias a que, siguiendo las normas vigentes sobre excavaciones arqueológicas, una vez culminada la temporada de excavación se vuelve a cubrir con el mismo material extraído para proteger la integridad física del sitio arqueológico.

A ello hay que considerar que solo se ha excavado un espacio que representa el 0.06 % de las 10 hectáreas que comprende la totalidad el sitio arqueológico“No hay estructuras expuestas y si ocurriesen lluvias intensas creo que no habría mayor afectación”, anotó.

Guillén señaló que, si bien el sitio arqueológico Cerro Colorado fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación el año 2000, está pendiente su saneamiento físico legal. “Cuando iniciamos el año pasado la investigación arqueológica hicimos las gestiones ante el Ministerio de Cultura y ante la Municipalidad Provincial de Barranca para realizar el saneamiento físico legal”, puntualizó. 

“En el camino tuvimos el apoyo del congresista Javier Padilla que logró que se promulgara, en agosto de este año, la ley que declara de interés nacional el saneamiento físico legal, la protección, la investigación, la puesta en valor y la difusión de este sitio arqueológico. Con esto insistimos ante la municipalidad para que concreten las acciones, pero si bien el alcalde se mostró interesado y dispuso que esto se realice y tuvimos el apoyo también del regidor Michael Montes, a nivel de los funcionarios ediles no hubo la respuesta adecuada. Sin embargo, el saneamiento físico legal ya esta en proceso con el Ministerio de Cultura y dura alrededor de un año, aunque ya transcurrieron tres meses. Esperamos que salga la resolución y, por fin, haya un saneamiento físico legal que permitirá que no haya dificultades para generar proyectos de inversión pública para este sitio arqueológico”, apostilló.

El otro aspecto pendiente es la delimitación que consiste en colocar los hitos y los paneles informativos de color azul que hacen referencia que existe un sitio arqueológico. “Este tema también lo hemos conversado con el gobierno local y luego de tanta insistencia recién han enviado al Ministerio de Cultura. Por ley, las municipalidades tienen la responsabilidad de hacerse cargo de los sitios arqueológicos. Son ellos los que tenían que solicitar la colocación de los hitos. Felizmente, en el Ministerio de Cultura nos han dicho que ya recibieron la solicitud y esperamos que en noviembre se puedan colocar los hitos que delimitan el sitio arqueológico”, aseveró.

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Guillén refirió que el Programa de Investigación Arqueológica Los Valles de Barranca que él dirige se financia con recursos propios y gracias al convenio suscrito con el Programa Nawa de Polonia se cuenta con el apoyo de especialistas en antropología física, geoarqueología, elaboración de planos modelados vuelo de drones.

Sostuvo que además de la investigación arqueológica propiamente dicha, el programa busca sumar y apoyar en la gestión del patrimonio arqueológico para que pueda servir como un recurso económico, turístico y cultural para la provincia de Barranca.

“Mis colegas arqueólogos polacos han logrado que el Programa Nawa les financie los gastos de traslado, alimentación y hospedaje durante su permanencia en Perú. Estamos buscando financiamiento para continuar con las investigaciones. Habíamos propuesto a la Municipalidad Provincial de Barranca para que se genere un proyecto de inversión pública con recursos del gobierno regional que sí puede financiarlo. Es una propuesta nuestra porque el sitio Cerro Colorado tiene un potencial turístico, en vista que Barranca tiene un turismo solo de verano y podría sumarse a Caral y a Áspero”, enfatizó.

Destacó que una de las ventajas que posee el sitio arqueológico Cerro Colorado es que no existe reclamos de propiedad sobre el lugar y tampoco existen centros poblados cercanos ni granjas avícolas u otras empresas que amenacen la integridad del complejo arqueológico que es Patrimonio de la Nación.

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