MADRE MIA LO HUNDE

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Foto editorial La PrimeraTal como lo comenté en mi columna de ayer los audios de “Artemio” terminaron hundiendo al ex presidente Ollanta Humala y reavivando el oscuro caso Madre Mía. El ex mandatario reconoció como suyos los audios que la Fiscalía estaría utilizando como pruebas para investigar al Partido Nacionalista por presuntos aportes irregulares. Y al menos 111 grabaciones telefónicas revelarían que el partido compró testigos en el caso Madre Mía. Y estas últimas terminarían agravando aún más su situación legal del ex mandatario.

Estas grabaciones sin duda abrirían nuevas investigaciones que darían en denuncias por delito de lesa humanidad contra Ollanta Humala y los que participaron en el Caso Madre Mía. Debe tomarse en cuenta que este tipo de delito no prescribe y puede ser reabierto en cualquier momento.

Las escuchas fueron hechas por la Dirección Nacional Antidrogas (Dirandro) mientras investigaba al cabecilla de Sendero Luminoso Florindo Eleuterio Flores Hala alias ‘Artemio’ y sus presuntos nexos con la ex congresista nacionalista y dirigente cocalera, Nancy Obregón.

Estas interceptaciones fueron hechas entre abril y junio de 2011, tiempo en el que Humala era candidato a la presidencia. Las interceptaciones telefónicas ordenadas por el Poder Judicial revelarían una supuesta compra de testigos en el caso Madre Mía, en el que el expresidente Ollanta Humala fue acusado por la presunta violación de derechos humanos en esta base militar, ubicada en la provincia de Tocache (San Martín).

Testimonios

Jorge Ávila Rivera, quien en 1992 denunció al expresidente Ollanta Humala por la desaparición de su hermana y su cuñado, admitió que se retractó de la acusación después de recibir 4.500 dólares de allegados al líder nacionalista.

“Me dieron 4.500 (dólares), pero en partes”, reconoció Ávila al diario El Comercio, que asegura que el testigo aún vive en Aucayacu (Huánuco). Según el hombre, el dinero lo recibió en 2006, cuando Humala se presentó por primera vez como candidato presidencial.

“Uno de los intermediarios ahí fue Amílcar (…) (Me pidió) que me retracte, que no le eche la culpa a Humala”, detalló en la entrevista, en referencia al suboficial EP en retiro Amílcar Gómez Amasifuén, quien participó en el levantamiento de Locumba a órdenes de Humala.

El testigo fue más allá y aseguró que durante la campaña del 2011 también le pagaron sobornos -a los que calificó como “propinas”- a cambio de mantenerse callado durante todo el proceso, que terminó con la elección de Humala como presidente.

Ávila apuntó que, aparte del dinero, le ofrecieron estudios superiores para sus hijos, entre otras promesas, que nunca llegaron a concretarse. Según el testigo, estos ofrecimientos llegaron de parte de Amílcar Gómez, su cuñado Robinson Gómez Reátegui y del abogado Eduardo Roy Gates, exdefensor de Ollanta Humala y de Nadine Heredia.

Roy Gates rechazó la versión del testigo y negó haber entregado algún tipo de beneficio económico a Ávila. Eso sí, reconoció haber coincidido en más de una oportunidad con Ávila cuando se produjo la reconstrucción de los hechos en la base de Madre Mía.

En otra transcripción, Amílcar Gómez conversa con Julio Torres, asistente personal de Ollanta Humala, con quien coordina sobre el pago a Ávila, que debería ser depositado a la hija del testigo, Adriana. “No te olvides de hacer el giro (…) al mismo de Adri… Adriana”, dijo Gómez, a lo que Torres respondió: “Ya, ya, ya, ya”.

En conferencia de prensa y visiblemente nervioso Humala sólo atinó a decir al referirse a los audios: “Claro que los he reconocido. Justamente, el hecho de constatar que es mi voz, nos indigna, además de la forma perversa en la que se está empleando este tipo de métodos. También insistió en que las interceptaciones fueron hechas de forma ilegal y sugirió que el Gobierno de Alan García tuvo responsabilidad.

La pareja presidencial no salía de su asombro y trataba de defenderse exponiendo una actitud de ofensa ante el “engaño” de los que le dijeron en su momento que no había ninguna grabación. Al parecer no prestaron atención a un antiguo consejo de Alan García que dice a la letra: “En política no se puede ser ingenuo”. Hasta mañana mis amigos de Primera.

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