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Está bien que estemos en el mes de julio, pero el país no está para circos políticos ni para distracciones poco serias. La oposición mayoritaria representada por Fuerza Popular le está siguiendo el juego y haciendo la pantalla al gobierno, poniendo en escena elementos distractores en lugar de presentar propuestas serias y concretas para presionar al presidente Pedro Pablo Kuczynski y a su gobierno, en busca de sacar al país de la parálisis económica, la inseguridad y combatir la corrupción enquistada en el gobierno y el aparato estatal.
Desde la reunión realizada en Palacio, entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski, la oposición de Fuerza Popular se ha convertido en un elenco circense, sólo concentrado en hacer alharaca de sus problemas internos. Como por acto de magia ha dejado de criticar o comentar las malas acciones de sus ppkausas. El conversado y compromiso en la casa palaciega debe de haber sido muy preciso, puesto en el congreso el proceso de elección del nuevo contralor Nelson Shack se deslizó como por un tubo, sin que la oposición mayoritaria pusiera objeción alguna en parte del proceso.
Keiko y Kenji Fujimori están esmerados en llenar los ojos de los peruanos con sus desencuentros, para llamar la atención, en lugar de ponerse a trabajar por el país. Las frecuentes visitas al ex Fundo Barbadillo, por parte del díscolo bejamín de la dinastía Fujimori, ya no son sólo para visitar a su padre, sino también al ex presidente Ollanta Humala, preocupado en llevarle panes con queso, ají de gallina y ropa de abrigo, actos que tendrían la intención de mantener distraído al país en temas sin relevancia práctica. Todo esto sumado a los dimes y diretes, con videítos de por medio, sobre su publicitada sanción dentro de la naranja partida. A Kenji Fujimori se le eligió y se le paga para que legisle y fiscalice a favor del País, no para que esté llevando fiambres y perdiendo el tiempo dedicado a funciones que no le competen, sobre todo si recibe un abultado sueldo para servir a la Nación.
Los temas que deben estar en primera plana, para discutirse y tomar en cuenta, deben ser como el despido de Julia Príncipe, que ya no será más la presidenta del Consejo de Defensa Jurídica del Estado. Ella ha sido echada por la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello. “La ministra me está separando del cargo porque no acepté destituir a la procuradora Katherine Ampuero. Marisol Pérez Tello me está botando. Yo me acabo de enterar con la entrevista (en RPP) que me sacan del cargo”, fueron sus declaraciones. Esto es grave pues tiene motivaciones de encubrimiento de la corrupción.
El origen de este caso se remonta a un pedido que hizo la procuraduría para que, mediante una acción legal, se impida que la empresa brasileña Odebrecht venda las acciones que tiene en el proyecto Olmos y así garantizar que paguen la reparación civil que le deben al Estado en el proceso que se les sigue por casos de corrupción. Esta medida contó con el respaldo del juez Richard Concepción Carhuancho.
Sin embargo, un grupo de los bancos, que tienen parte de las acreencias, presentaron un recurso ante la Sala Penal de Apelaciones para que la sanción quede sin efecto. Lo que se pide es que el decreto que impide que las acciones sean vendidas se prorrogue más allá de febrero de 2018, fecha límite del proceso. Según Katherine Ampuero, procuradora que presentó el pedido, ya se han recuperado al menos 57 millones de soles en favor del Estado.
Estos son los temas que no deben pasar desapercibidos y en los que se debe concentrar la clase política de oposición. Mientras todo esto sucede en perjuicio del estado, la oposición mayoritaria de Fuerza Popular está enfrascada en una vergonzosa pugna interna, cuyos dimes y diretes sólo sirven para distraer a la opinión pública. El Perú necesita que sus servidores que reciben remuneración del erario produzcan y trabajen en favor de la Nación. Basta ya de circo político, hay temas importantísimos que investigar y fiscalizar. Hasta mañana mis amigos de Primera.
