Salud mental: ¿cómo impacta en la sociedad grabar y difundir actos de agresión?

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Psicólogo social Jorge Yamamoto resalta importancia de aprender a autorregularse e identificar el cerebro agresivo

Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán.

    

Frecuentemente se viralizan en redes sociales actos de agresión, ya sea física o verbal, contra fiscalizadores, policías, incluso mascotas o, como ocurre últimamente, delincuentes que acaban de ser capturados y reciben una paliza por su mal actuar.

La burla hacia un estudiante que se lanzó de un quinto piso, profesores lanzándose golpes frente a sus alumnos, un alcalde y un jefe policial discutiendo en plena calle, así como los insultos proferidos por una mujer contra el actor Andrés Wiese y su mascota son algunos de los tantos casos de agresión que inundan las redes sociales.

Al respecto, el psicólogo social Jorge Yamamoto manifestó que las personas deben aprender a regular la parte de su cerebro que actúa de manera agresiva o con ira frente a frustraciones, dificultades y percepciones de injusticias.

La evolución nos ha generado –junto con ese impulso de reacción de ira y hasta de violencia– un mecanismo que nos hace más civilizados, que se llama autorregulación; es decir, no tener ese cerebro primitivo, sino filtrar y analizar si algo que voy a hacer resulta conveniente para mí, para los demás, para la sociedad”, añadió.

En los casos de personas que se graban insultando o burlándose de otros, o que son expuestos por cámaras de videovigilancia agrediendo animales, indicó que podría tratarse de un sádico cotidiano, aquel que disfruta, en cierto grado, de hacer sufrir a los demás.

Es una condición opuesta a lo saludable, que es la empatía; es decir, salir de nuestros zapatos sin renunciar a nuestros derechos, y ponernos en los zapatos de los otros para entender sus emociones, sus pensamientos y, con eso, actuar, de manera que ambos, sin que yo pierda mi respeto y sin faltarle el respeto al otro, podamos convivir sanamente”, anotó.

El psicólogo social refirió que el celular constituye una ventana para administrar correcta o perversamente el prestigio de las personas. En el peor de los casos, se hace un cargamontón de la persona que está agrediendo o pasando por un momento de ira, generando así una espiral de violencia.

Si veo a alguien que está haciendo algo incorrecto podría tener la motivación de llevarlo al orden público, para que todos se enteren de ese comportamiento inadecuado. El problema está en que eso generará una bola de nieve, porque después viene el cargamontón, se produce más violencia y eso va desarrollando una relación no saludable en la sociedad”, comentó a TV Perú.

En esa línea, Yamamoto resaltó que una parte fundamental en la educación es aprender a identificar cuándo se activa nuestro cerebro agresivo y cómo podemos autorregularnos, y parte de ese proceso es no hacer cargamontón, sino ayudar a la persona que ha perdido el control de la ira.

También señaló que el humor peruano, en términos de jocosidad, tiene un elevado grado de sadismo; por ejemplo, al momento de poner apodos o “chapas” a los compañeros, sin resaltar virtudes, sino algún rasgo, cualidad o característica que lo distinga a modo de burla. “Tenemos una cultura que promueve eso y hay que tomarlo en consideración para analizar nuestro contexto”, finalizó.

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