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La llamada Toma de Lima, que se cristalizó en una jornada de legítima expresión política popular y terminó en una multitudinaria marcha por las principales avenidas de Lima, ha reafirmado el sentimiento de crisis sin fin que se vive en todo el país.
Solo los que recorremos el país constantemente y tenemos contacto directo con la clase trabajadora y con los ciudadanos de a pie, podemos dar cuenta el sentimiento de incertidumbre, inconformidad y rechazo que existe en todo el territorio nacional por este gobierno y por toda la clase política en el poder.
En el Perú lo que viene sucediendo es que el sistema sostiene la democracia, cuando lo natural es que el ejercicio ciudadano sea su soporte, su fuerza y su razón de ser. Entonces tenemos que lo que acontece en el Perú es que el marco legal del sistema democrático se ha convertido, a la fuerza, para conveniencia de algunos oportunistas políticos (léase presidenta Dina Boluarte), en la esencia misma de la democracia y eso es antinatural. Una verdadera democracia es un sistema vivo, activo, dinámico y en contantes transformación. Que crece y se adecua a las necesidades de la gran mayoría popular. Que se autocorrige con un parlamento inteligente, probo y capaz de cambiar el rumbo legal de la Nación según el avance de su tiempo.
Lamentablemente tenemos un parlamento totalmente distante de la población, mayoritariamente inmoral y corrupto. Con más del 85 de desaprobación que no tiene la capacidad mental para entender la realidad nacional y mucho menos avizorar lo que el país necesita, ni siquiera para el próximo lustro.
El país no se siente representado por los miembros de este Congreso. Y este sentimiento es expresión de una crisis política que se anida en un sistema democrático diseñado para que los corruptos con dinero se hagan del poder y se perennicen en él. Y es lo que estamos apreciando hace décadas, sino echen una mirada a los partidos, a sus dueños y a sus representantes y su actividad política en los últimos tiempos y se darán cuenta de su vertiginosa prosperidad económica. Todos ellos han legislado abiertamente para sus conveniencia mercantil. Entrar en detalles excedería este es espacio, pero será tema central de una próxima editorial.
Por todo ello, es importante que la ciudadanía impulse y obligue a que los parlamentarios puedan ser relevados a la mitad de su periodo y que los partidos políticos puedan ser sancionados por el accionar corrupto de sus miembros. Ustedes se han dado cuenta que los partidos políticos existentes son los responsables de fondo de esta crisis política sin fin que vive el país. Son la fábrica mercantil desde donde salen todas las autoridades “electas” que tenemos. Y que no tienen responsabilidad legal, ni sanción por el comportamiento corrupto en el ejercicio de la función pública de sus representantes. Los partidos político son responsables directos de la elección de las autoridades políticas y estas agrupaciones son financiadas por Estado para que cumplan con este rol y sin embargo cuando sus representantes delinquen y le roban al pueblo, los partidos políticos optan por expulsar al indeseable, sobarse las palmas de las manos y mirar para otro lado, como si nada hubiese pasado. Es que los partidos establecidos no deberían ni ser llamados partidos o movimientos políticos, pues en la practica son empresas políticas creadas para el beneficio de sus propietarios o fundadores… o no?…
Bueno, retomando el tema central, cabe señalar que cada vez se afianza más el pacto infame entre el Gobierno y el Congreso, que en la practica terminaron repartiéndose la torta del poder y entornillándose en sus holgados y cómodos sillones llenos de beneficios y gollerías hasta el 2026, a espaldas del pueblo y con oronda concha. Metiéndoles el dedo en la boca a la ciudadanía y haciéndoles creer que iban a adelantar las elecciones. Lo advertí desde esta tribuna y tal cuál sucedió.
Y es que solo puede haber ambición y maldad, en un gobierno que conocedor del daño que le hace al país, sometiéndolo a esta crisis sin fin, se niega a cumplir con el deseo ferviente de la mayoría popular que clama por un adelanto de elecciones y una renovación política total. Así estamos. Hasta la próxima semana mis amigos de Primera.
