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Un ataque aéreo fue lanzado la noche de ayer domingo por el gobierno de Siria sobre la misma región controlada por los rebeldes. El ataque se realizó con fósforo blanco que está prohibido internacionalmente.
El último martes, un ataque químico con gas sarín en la ciudad de Jan Seijun (Siria) desató la condena mundial y motivó a que el Gobierno de Donald Trump intervenga y realice un bombardeo en una base militar en la ciudad siria de Homs, el jueves pasado.
Los bombardeos continúan por parte de las tropas del régimen del presidente sirio Bashar al Assad. Este domingo la provincia de Idlib, controlada en su mayoría por los rebeldes opositores al dictador, sufrió un devastador ataque con un fósforo blanco.
Los habitantes de la localidad de Saraqib, en Idlib, compartieron imágenes de los hechos a través de redes sociales. Ellos denunciaron que en los últimos bombardeos se utilizó fósforo blanco, una sustancia química prohibida para su uso contra objetivos humanos por la Convención de Ginebra.
El fósforo blanco es un alótropo del fósforo que se usa en la industria química y como agente incendiario. Arde fácilmente al contacto con el oxígeno y forma una densa cortina de humo blanco que oculta los movimientos de las tropas.
El fósforo blanco tiene un efecto incendiario que al caer sobre población civil pueden provocar severos daños químicos en corazón, hígado y otros órganos, e incluso la muerte. En la jerga militar es conocida como WP (White Phosphorus).
Hasta el momento se desconoce el número de víctimas que habría dejado este nuevo ataque que ejecutó las tropas de presidente sirio Bashar al Assad, y si estas continuarán en los próximos días.
