EDITORIAL: LOS ÚLTIMOS DÍAS DE MADURO

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Si el dictador venezolano Nicolás Maduro tuviera dos dedos de frente ya hubiese renunciado y convocado a elecciones. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) impulsada a conveniencia y de manera fraudulenta por el Gobierno dictatorial de Venezuela ha iniciado el principio del fin del mandato de Nicolás Maduro. La ANC, con la que el Gobierno forzará un cambio de Carta Magna que intenta reforzar la seudo “revolución”, fue elegida solo por simpatizantes del chavismo, en medio de una ola de protestas y con el rechazo de una mayoritaria comunidad internacional. Y este acto vejatorio a la voluntad popular ha sido la última gota que terminará por derramar la copa de la paciencia que le queda al oprimido pueblo venezolano.
Estoy seguro que en unos días más Venezuela va a estallar a nivel nacional cual polvorín incontrolable en busca de una salida a la opresión de esta dictadura. Maduro no tiene condiciones para seguir controlando a un pueblo hambreado y desesperado por conseguir su libertad, la cual significa la única esperanza de recuperar su estándar de vida de sus años de bonanza.
Un mal remedo de Hugo Chávez
En 1992, Hugo Chávez intentaría tomar el poder por vía de las armas orquestando un golpe de estado. El intento falló completamente y Chávez terminó pasando dos años en la cárcel. Pocos años después, al ser liberado por el presidente Caldera, Chávez ya era una fuerza política propia. Su discurso estaba estructurado en torno a la idea de una “revolución bolivariana” y sus campañas parecían crear un fervor en una población agotada por la corrupción, la escasez y los malos manejos económicos de las clases dominantes.
En 1999, con más del 56% de los votos, Chávez fue electo presidente de la república. Su primera acción de envergadura fue cambiar la constitución para fundar la República Bolivariana de Venezuela. Y con ello programas sociales financiados por el alto precio del petróleo. Creando una artificial sensación de bienestar social, que fue bien recibido y aplaudido por el pueblo hasta que se vino debajo de a pocos con la caída del valor del crudo.
Loco por el Poder
En abril del 2013 Nicolás Maduro era el candidato presidencial del oficialismo. En un discurso, en la casa del difunto Hugo Chávez, aseguró que había tenido un encuentro con el espíritu del comandante: mientras se encontraba orando en una capilla, el fantasma de Chávez se le apareció, supuestamente, en forma de un pajarito “chiquitico”. Chávez-pajarito sobrevoló tres veces la cabeza de Maduro antes de posarse en una viga para bendecirlo.
Maduro citaba a Chávez como aquél que lo ilumina de poder, aquél que le permite gobernar Venezuela con un derecho casi divino. Un espíritu que viajó de la tumba para decirle que lo apoyaba en su lucha. Esta magia hace mucho tiempo que dejó de encantar, para tornarse en una cruda realidad de hambre, escasez y miseria.
Todo lo que se prolongue del chavismo solo servirá para añadir dolor a los venezolanos, ahora y cuando se produzca su inevitable caída y sea necesario reconstruir Venezuela Con la consumación de la farsa electoral de la pretendida asamblea constituyente, Nicolás Maduro ha rebasado por su propio pie el último límite que le separaba de la total ilegalidad.
A pesar de la ausencia de votantes y de las manifestaciones de protesta, el dictador se ha puesto a sí mismo en una situación irreversible que le deslegitima para seguir ni un segundo más en el Palacio de Miraflores. Sólo por la sangre derramada en los lamentables episodios represivos ya merecería Maduro ser destituido, juzgado y condenado.
Y a esos crímenes cometidos en su nombre y con el único objetivo de aferrarse a un poder en contra de la inmensa mayoría de los venezolanos, se suma la ilegalidad evidente de intentar cambiar las reglas de juego y la ceguera de empujar al país hacia una guerra civil, después de haber arruinado por completo su economía.
Y deben hacerlo cuanto antes y de la forma más contundente posible, porque también ha llegado el momento de que la minoría de fanáticos que se empeñan en seguir apoyando el insensato proyecto revolucionario en el que encaminó al país Hugo Chávez sepan que lo que han hecho no quedará impune y que solo les quedan unas cuantas semanas antes de abandonar el barco que se hunde, barco que ya estaba hundido antes de zarpar a esta odisea en que han convertido la vida para el pueblo venezolano y sobre todo para la mayoría que se resisten al yugo opresor del tirano. Estamos a la espera y en la lucha por la libertad del pueblo venezolano. Hasta mañana mis amigos de Primera.

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