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OEA cierra la puerta en las narices a oficiosos representantes de Keiko Fujimori en Washington
Luis Almagro deja en claro que emisarios ‘naranjas’ no distinguen ‘lo legítimo de lo fraudulento’.
El jueves 1 de julio, el cielo político se enturbió aún más para el fujimorismo. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el uruguayo Luis Leonardo Almagro Lemes, dio un portazo en las narices a la oficiosa delegación que viajó a Washington D.C. para echar sombras sobre el reciente proceso electoral llevado a cabo en el Perú.
Aquel día, muy temprano, el economista Daniel Córdova, la ex candidata aprista Nidia Vílchez y los congresistas electos Hernando Guerra García (Fuerza Popular) y Jorge Montoya (Renovación Popular) habían buscado entrevistarse con el funcionario hemisférico en su sede de los EE.UU. pero no fueron recibidos y tuvieron que contentarse con dejar una carta en la que pedían una auditoría a los comicios del 6 de junio.
El hecho, en realidad, era poco menos que la crónica de una vergüenza anunciada, pues más allá de las cuestiones protocolares el propio Almagro Lemes había dejado en claro a través de su cuenta de Twitter que en las elecciones del bicentenario que dieron por ganador a Pedro Castillo no había existido ni la más mínima sombra de fraude.
‘Dr. Córdova, ¿y cómo tienen la certeza que son fraudulentas? A veces los impulsos le pueden hacer a uno no poder distinguir lo legítimo de lo fraudulento, como usted comprenderá (…)’, escribió el jefe de la OEA en su cuenta de Twitter el miércoles 30 de junio.
Entonces, el fiasco del jueves en Washington estaba cantado, a tal punto que después del traspié político Daniel Córdova- el ex jefe del Plan de Gobierno de Alianza Para el Progreso (APP)- tiró la esponja y declaró a la prensa que no insistiría más en una reunión con Almagro.
Al ex embajador del Perú en los Estados Unidos, Harold Forsyth, poco le faltó para irse de espaldas cuando se enteró de las pretensiones naranjas. Ambas exigencias- la reunión con Luis Almagro y el pedido de auditoría al presidente Francisco Sagasti- eran, a su modo de ver, ‘técnicamente imposibles’.
Se dejó en claro, eso sí, que el resultado de las gestiones en Washington D.C. corría por cuerda separada de la carta que Keiko Fujimori dejó el lunes en Mesa de Partes de Palacio de Gobierno, solicitando al presidente Francisco Sagasti que pidiera la intervención del organismo hemisférico, que fue contestada el día viernes por el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Eduardo Vega, con un oficio a Keiko Fujimori en el que le indica que su pedido no es atendible por el principio de neutralidad.
La cereza de la torta la puso la periodista Rosa María Palacios, quien en su programa Sin guion, calificó como un ‘papelón internacional’ el viaje de la comisión fujimorista a Washington para pedir una auditoría a la OEA ante la afiebrada presunción de un fraude.
